Cómo Leer Edificios, de Carol Davidson Cragoe

En una época como la nuestra, en la que la educación deviene una especie de formación profesional para un futuro laboral incierto o inexistente, las humanidades se han convertido en una molestia reglada, unas materias que hay que impartir como una tradición que se mantiene hasta que la modernidad mal entendida lleva a su desaparición. Y si los alumnos (salvo los vagos y maleantes que las eligen vocacionalmente como estudios superiores) salen a la vida conociendo apenas los órdenes dórico, jónico y corintio y cuatro estilos pictóricos ya pueden estar satisfechos.
Por supuesto, en países más desarrollados e inteligentes esto no es así, y se comprende que un técnico sin poso humanístico es alguien incompleto. Por eso este tipo de manuales, concisos y claros, son particularmente importantes. Tanto más cuando, entrando ya en el tema de este volumen auténticamente de bolsillo, los edificios completamente "puros", adscribibles a un estilo concreto, apenas existen.
Un edificio habla. habla en su propio lenguaje, claro, pero nos explica muchas cosas. La época y las fortunas de sus propietarios, su estilo de vida, su riqueza y pobreza, pero también las mentalidades de la sociedad que los construyó y utilizó. Cualquiera que haya visto y reconocido un edificio victoriano sabrá percibir, aunque sólo sea intuitivamente, la impresión de poder, la demostración de orgullo que la metrópoli londinense quería transmitir al mundo. Esto es cierto tanto en las viviendas como en los edificios utilitarios, como los cantos a la máquina, al acero y cristal que representan las grandes estaciones ferroviarias o ciertas plantas fabriles, que ocultaban las miserias de la explotación obrera y mostraban las grandezas de la producción industrial.
Con este libro, los sentidos se agudizan, y se pueden percibir los elementos que muestran estos cambios, estas sociedades, y comprender también cómo la técnica avanza y permite nuevas incorporaciones arquitectónicas, como el muro cortina de cristal.
Visualmente intensa y con explicaciones concisas, esta guía permite reconocer estilos, comprender los materiales y ver la evolución de los distintos elementos constitutivos de la historia de la arquitectura. Y percibir cómo muchas veces ésta ha mirado atrás y ha aprovechado, modificándolos, estilos antiguos.
La arquitectura es lo más inmediato al ser humano. Como turista, por ejemplo, uno puede pasarse sin visitar una pinacotaca en una ciudad sin esculturas, sin saber un lenguaje ni leer un libro, sin entrar en un cine ni escuchar música, pero no va a poder dejar de caminar por las calles y encontrar unas construcciones que, por cómo son y cómo se han hecho, nos hablan. Este libro es un diccionario que nos traduce a un lenguaje comprensible lo que dicen las casas, las iglesias, los castillos, lo s edificios.

(How to Read Buildings)
Akal / H. Blume
Madrid, 2013 [2008]

Portada y sinopsis

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2 comentarios:

Juliett Farnesse dijo...

Muy interesante, Luis Salvador y planteo sobre la desaparicion poco a poco de las humanidades aunque triste es una verdad y cada vez es mas acentuada la situacion. Ojala las humanidades tuvieran un florecer de nuevo.

Lluís Salvador dijo...

Hola Juliett:
Es un fenómeno mundial, sólo que en los países anglosajones comprenden mejor que se hacen mejores técnicos, abogados, ingenieros, físicos, etc. cuando éstos tienen un poso humanístico que les ayuda a pensar, a reflexionar y que, en definitiva, aporta inventiva (es decir, progreso). No es una alianza desinteresada, pero es también una combinación que como mínimo creen que enriquece al individuo.
Y si el resto de países pensaran lo mismo, seguro que se evitarían algunos de los errores que se cometen en el mundo.
Un saludo cordial!