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Amb l'Aigua al Coll, de Andrea Camilleri y Carlo Lucarelli

La historia de esta colaboración, que se relata en el epílogo, vale la pena. Digamos someramente que, en el transcurso de una entrevista que se realizaba a ambos autores, empezaron a surgir complicidades, de tal manera que el editor allí presenta, acabada la realización del programa, preguntó: "bueno, y para cuando se va a poner esto por escrito?"
Porque de lo que se trata en este Por la Boca Muere el Pez es, ni más ni menos que de la colaboración en la ficción de los dos personajes emblemáticos de cada uno de los autores: el comisario Salvo Montalbano por parte de Camilleri y la inspectora Grazia Negro por parte de Lucarelli.
Mi afición por Camilleri ha quedado probada en las páginas de este blog, y no sólo en el policíaco. Camilleri tiene esa dosis de humor, el compromiso con sus sociedad y un buen hacer literarrio como para que sus obras trasciendan el género (cuando lo son) y para resultar notables cuando tratan de temas no detectivescos. Y respecto a Lucarelli, ¿qué más puedo decir sino recordar que este blog se abrió con una reseña de su Comisario De Luca?
Un insólito homicidio, que todas las autoriaddes superiores de Grazia Negro desaconsejan (no: prohíben)investigar es el detonante de que la inspectora se ponga en contacto con Montalbano, ya que el muerto era de Vigata. A partir de aquí, ambos personajes se verán envueltos en una trama que concierne a los tenebrosos servicios secretos italianos, maestros del juego sucio.
Escribir una novela a cuatro manos no es frecuente, y además es difícil. Hay que medir mucho para que las características de ambos autores se conserven y para que ninguno se imponga al otro. En este caso, la solución empleada es más que correcta, y se trata de la relación epistolar (un método que no le es ajeno a camilleri, que lo ha empleado en alguna de sus novelas con óptimos resultados). Así, y mediante el cruce de informes, cartas transportadas por los enlaces más diversos y resúmenes de actuaciones se compone una historia que tiene todas las características de un buen Camilleri y de un buen Lucarelli.
Sin duda la sintonía de ambos personajes es herencia de la que mantienen sus creadores, pero era difícil el reto, y en cambio se ha solventado con nota.
Otra cosa era que, durante la redacción del texto, surgieran piques entre ambos. Que surgieron. El editor compara, muy apropiadamente, este proceso de escritura con una jam session de jazz: dos músicos amigos y grandes intérpretes que se desafían en el escenario, y que al hacerlo se fuerzan a superarse en inventiva y ejecución. Es así en este caso, para regocijo de los lectores.

Acqua in Bocca
Eds. 62, col. El Balancí
Barcelona, 2011 [2010]
Trad. de Pau Vidal

Publicado en castellano por Papel de Liar con el título Por la Boca Muere el Pez

Portada i sinopsis de l'edició catalana
Portada y sinopsis de la edición castellana

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I Veleni del Crimine, de Carlo Lucarelli

Giulio Einaudi Ed., col. Stile Libero Big
Turín, 2010 [2010]

El hiperactivo Carlo Lucarelli, además de escritor de policiacos notables y que muestran una adecuada preocupación por la historia reciente de Italia, es el conductor de un programa de televisión, Blu Notte, donde se repasan casos criminales italianos. Pero, dentro de ese mismo programa, hay una serie dedicada a Misterios de Italia.
Subtitulado Storie di Mafia, Malapolitica e Scheletri Negli Armadio che Intossicano l'Italia [Historias de Mafia, Mala Política y Esqueletos en Armarios que Intoxican Italia], estos misterios huyen del amarillismo al que nos han acostumbrado las cadenas privadas españolas, y se asemejan más al formato 30 minutos o 60 minutos que constituyen un modelo de periodismo, si no de investigación, sí de exposición.
Este libro es la transcripción de esos programas que tocan temas generales (o que van de lo concreto a lo general) y que forman parte de una historia de escándalos morales, éticos y políticos.
L'Archivio della Vergogna [El Archivo de la Vergüenza], sobre las matanzas ¿olvidadas? de la segunda guerra mundial, no siempre cometidas por, o sólo por, nazis, un tema de memoria histórica que, en un momento dado, fue arrinconado literalmente en un armario vuelto contra una pared y dejado allí tal vez con la esperanza del "ojos que no ven, corazón que no siente". P2, una trama menos masónica que de tráfico de influencias y capitales que tuvo unas ramificaciones criminales. Tangentopoli [difícil traducción; tal vez "comisionópolis", entendiendo por comisión no aquella que cobra un intermediario lícito, sino aquella que, en Italia, se pagaba siempre a todos los partidos políticos por toda adjudicación de obras y servicios]. Mafia e Politica [Mafia y Política], sobre la relación entre ambas organizaciones. Racket [Extorsión], sobre los héroes, a veces pequeños, a veces asesinados, que se han atrevido a negarse a pagar la cuota de "protección" a las diversas organizaciones mafiosas. Il Clan dei Casalesi [El Clan de los Casaleses], sobre las actividades de la camorra, junto con el revulsivo que supuso el libro de Roberto Saviano Gomorra, un cambio de mentalidad en Italia, en una guerra que continúa. Amianto, sobre los casos continuados de muertes, cáncer y enfermedades asociadas a la explotación y uso de este material. Ilaria Alpi, una periodista asesinada en Somalia, un caso con muchos claroscuros y desaparición de cintas de vídeo y cuadernos de notas muy críticos y/o reveladores sobre la cooperación y ayuda económica italiana a Somalia.
Todo ello es italiano, pero en España tenemos casos similares, que son evidentes para cualquiera mínimamente informado. Y los no españoles seguro que encontrarán sus similitudes. Pero siguen siendo casos italianos; y sin embargo, cuando el tema está bien tratado, y Lucarelli y su equipo cuidan este tratamiento huyendo, insisto, del amarillismo; cuando está bien tratado, las situaciones pueden ser diferentes pero las reflexiones éticas de los protagonistas, jueces, políticos, etc., son perfectamente universales y válidas. Por eso estos libros y programas son útiles. Porque nos ayudan a reflexionar sobre nosotros mismos mediante el caso ajeno.

Portada y sinopsis de la edición italiana

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L'Isola dell'Angelo Caduto, de Carlo Lucarelli

Einaudi, col. Tascabili Stile Libero
Turín, 20015 [1999]

Carlo Lucarelli, dentro de lo prolífico de su obra, tiene una tendencia a centrarse, dentro de un policiaco que podríamos definir como histórico-social, en un repaso de las fases de la historia reciente de Italia. Si las novelas del comisario de Luca eran un retrato de la época de la República de Salò, la transición a la República y la inmediata posguerra, esta La Isla del Ángel Caído, un título simbólico donde los haya, se centra directamente en la Italia fascista.
En una isla que es una colonia penal, desembarca un comisario de policía destinado allí por tener demasiado amor a la legalidad. Este presidio está servido por los camisas negras del partido fascista, con los que procura mantener las mínimas relaciones.
Un tiempo después, aparece el cadáver de un miliciano fascista, en teoría ahogado en el mar, en realidad estrangulado. Un cadáver a los que seguirán otros, de diversas extracciones sociales. Y frente al impulso de llegar al fondo del asunto está la renuencia de los fascistas a permutar lo "accidental" de estas muertes por los asesinatos que realmente son. Un impulso contrarrestado además por el estado anímico de su esposa, que languidece en la isla; que sólo recupera un hálito de vitalidad ante el anuncio de un posible traslado a tierra firme. Un traslado que se pondría en peligro si se enfrentase con todos los poderes que prefieren mantener las cosas como están.
No es sólo a la esposa del protagonista para quien le resulta opresiva la desolación de esta isla en definitiva del diablo, un apelativo que no sólo se refiere a su condición de colonia penal. El mismo lector, y es mérito de Lucarelli, siente esa opresión. Si su descripción y efecto están magistralmente logrados, transmitiendo una sensación de alienación e irrealidad, por un lado, de tiempo suspendido por otro, y de ambiente mefítico no tanto para la salud física como para la mental, esto no pasa de ser recurso de buen escritor, pero además es símbolo de una Italia (o de cualquier país sometido a una dictadura totalitaria, que siempre aspira a sobreponer su versión de la realidad a los hechos) secuestrada y forzada al conformismo y al silencio; obligada, en suma, a vivir en una ficción.
Y el mismo comisario es símbolo del ciudadano pasivo, ni fascista ni antifascista, que se ha hallado en una situación que no ha buscado pero tampoco ha hecho nada por evitar, y que entonces tiene que decirse a sí mismo: "cuidado" a cada acción que deba hacer. Un símbolo de todos aquellos que, en una época, tuvieron que elegir entre su conciencia y la conveniencia. No muchos eligieron lo primero. Y la gran mayoría no eran ciudadanos "principales", sino comunes y corrientes.
Esa fue y es la tragedia de las dictaduras: la supeditación de las conciencias de los individuos. Y eso es lo que Lucarelli, disfrazado de autor policíaco, cuenta de forma magistral.

Portada y sinopsis de la edición italiana

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Un Asunto Sucio, de Marco Vichi

(Una Brutta Facenda)
Eds. Témpora
col. Tropismos
Salamanca, 2005 [2003]

Les había prometido [aquí] seguir las peripecias del comisario Bordelli, para dilucidar si Marco Vichi conseguía redondear sus virtudes narrativas con un buen argumento.
La respuesta es que sí, pero con una salvedad que les explicaré más tarde.
El asunto sucio del título es una serie de asesinatos de niñas, con características propias de un asesino psicópata y sin ninguna pista para aclararlos.
Todas las buenas cualidades que apuntaban en la anterior novela del comisario Bordelli se ven confirmadas en la segunda. Y esta vez el argumento no es tan anecdótico como el anterior. Pero, y esa era la salvedad, el mismo Vichi, en los agradecimientos, dice: "A Carlo Lucarelli por haberme ayudado con el esquema argumental".
Ustedes ya saben lo que opino de Lucarelli [aquí, aquí y aquí, y esta es una estrambótica forma de citar] y, por tanto, estoy dispuesto a creer que pueda haberla mejorado. Pero en qué medida, lo desconozco, y no voy a ser yo el que desacredite una buena novela de Marco Vichi por haber recibido ayuda de alguien. Un Asunto Serio viene firmada por Marco Vichi, y si tiene que asumir las críticas por ella, es lícito que asuma también los elogios. En este caso, yo me inclino por estos últimos. Y si Lucarelli ha intervenido para bien, es mérito de Vichi el recurrir a quien podía hacer aportaciones positivas.

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El Comisario De Luca: Via delle Oche, de Carlo Lucarelli

Eds. Témpora, col. Tropismos-Negro,
Salamanca, 2006

De Luca ya depurado de sus responsabilidades, se reincorpora a la Brigada Antivicio de la policía de Bolonia. Italia vuelve a la normalidad... ¿o no? Es la época de las primeras grandes elecciones, donde se dirime el decantamiento del país hacia el comunismo o la pertenencia al bloque occidental. La lucha electoral se realiza por todos y con todo: la Iglesia, el plan Marshall, las huelgas obreras, los atentados, el matonismo, la prensa... Una lucha de la que la policía no queda al margen.
Una serie de crímenes, que se intenta encubrir por oscuros motivos, pondrán a De Luca ante la disyuntiva de elegir entre la verdad y la componenda que le asegure un futuro.
Entre las grandes cualidades de esta trilogía de novelas (en realidad, novelas cortas), está la de proporcionar un cuadro creíble y apasionante sobre un período de la historia de Italia que conformó casi una pequeña guerra civil: la República de Saló contra los italianos aliadófilos; la represión y depuración de los elementos del régimen derrotado; y la confrontación, sangrienta y despiadada, entre dos visiones de la sociedad.
Y el papel que en estas (y en todas) circunstancias representa la verdad frente a los intereses políticos. Una verdad que es sacrificable, junto a los hombres que la descubren, en el altar de la conveniencia.

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El Comisario De Luca: El Verano Turbio, de Carlo Lucarelli

Eds. Témpora, col. Tropismos-Negro
Salamanca, 2006

La guerra ha terminado: De Luca, huyendo de la depuración por su pertenencia a la policía política, es reconocido en un pueblo por un antiguo partisano, aspirante a policía, quien le obliga a colaborar con él en la investigación de un crimen, so pena de descubrirlo y entregarlo a las autoridades... o a los partisanos, que son quienes han ocupado el vacío de poder.
De nuevo una interesante reflexión sobre la historia reciente italiana, y sobre el papel de quienes en ciertas circunstancias son héroes y se convierten en déspotas y monstruos cuando los tiempos de excepcionalidad pasan.
Un nuevo paso en este tríptico, más referido a la historia y a la sociedad que al crimen, que se interroga sobre la materia de la que están hechos los héroes, un contraste entre la leyenda y la realidad humana.

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El Comisario De Luca: Carta Blanca, de Carlo Lucarelli

Eds. Témpora, col. Tropismos-Negro
Salamanca, 2006

El solo hecho de encontrarse con una novela policíaca que transcurre en la turbulenta época de la República Social Italiana, conocida universalmente, y gracias a Pasolini, como "República de Saló", ya es interesante.
Este estado fascista "puro", nacido en la parte norte de Italia, sostenido por las tropas alemanas y fundado por el liberado Mussolini (en más de un sentido: liberado de sus captores, pero también de las ataduras de la monarquía y de los restos de un mínimo estado de derecho que pudieran quedar en Italia) tiene fama de haber sido uno de los estados policiales más sanguinarios de la historia reciente de Europa.
Así, nos hallamos en primera instancia ante el primer contraste: un policía, intentando resolver un asesinato de uno de los protegisdos del régimen, recibbiendo además carta blanca para operar, porque se quiere que "el pueblo italiano sepa que en la Italia fascista la ley, aun en tiempos difíciles, es siempre la ley". Pero las cosas no son lo que parecen...
No es la primera vez, por descontado, que se construye una novela en una época en la que la policía es más sinónimo de política que de ley. Por ejemplo, la encomiable La Noche de los Generales, de Hans Helmut Kirst, en la que un oficial de la Kriminalpolizei investiga a generales nazis; o la notable SS-GB, de Len Deighton, un comisario de Scotland Yard investigando... en la Inglaterra ocupada por la Alemania nazi, un recurso que demuestra la fascinación que ha ejercido esta situación en los escritores.
Hay muchas cosas notables en la novela de Lucarelli: el ambiente de provisionalidad y lo artificial de la República Social. El contraste entre los jerarcas fascistas y el pueblo llano o los refugiados de la guerra, que recuerda, referencia obligada, a pasajes de Curzio Malaparte. Las luchas por el poder, por un poder que se desvanece a ojos vista conforme los aliados van avanzando.
Pero, sobre todo, es el comisario De Luca quien nos atrae, intentando descubrir la verdad (un día después de haber sido trasladado desde la policía política, nada menos) y bregando con sus propios pecados, aunque sólo sean los de pensamiento y omisión, y justificarse ante el futuro, ante sus compatriotas y ante sí mismo. Un personaje que representa, con todas sus consecuencias, al personaje más universal que existe: el hombre medio.