Poesía y Fútbol
Las relaciones entre la literatura y el deporte han sido siempre difíciles, sobre todo desde que la intelectualidad determinó que las manifestaciones literarias tenían que ser de una espiritualidad pura, alejándose de cualquier veleidad física y terrenal, probablemente por menosprecio al sudor, obviando que éste suele ir acompañado de la sangre y las lágrimas, en palabras de Winston Churchill, y eliminando esos himnos olímpicos de Píndaro, populares en la Grecia clásica.
Por fortuna, esta percepción ha ido cambiando con el tiempo. Cierto es que, en Barcelona, las cosas han sido más fáciles. La imbricación del Fútbol Club Barcelona con la sociedad ha sido una, por motivos políticos, sociológicos y de otra índole, muy alta, de modo que el Barça siempre ha sido parte integrante de la sociedad civil y, a su vez, el Barcelona ha respondido a esta pertenencia de forma probablemente única. Prueba de ello son los carteles del 75 y el 100 aniversario, obras de Miró y de Antoni Tàpies; el que sea un club que adquiere regularmente obras de arte relacionadas con el fútbol y que ha organizado una bienal artística; la letra de su canto (que no himno), obra del escritor Josep Mª Espinàs. Y otras muchas.
El ayuntamiento de Barcelona, con buen criterio, ha puesto en la fachada lateral de un edificio un caligrama (que pueden ver en la imagen), obra de Carles Sindreu i Pons, titulado Futbol ed. 1928, en una de las calles frente al Camp Nou (uno de los estadios más bellos del mundo, arquitectónicamente hablando, y uno que, si levanto la vista desde la biblioteca en la que escribo esto, puedo ver), que dice así:
Amb el llavi esquinçat
l'ironia
ara un home ha blocat
[Con el labio rasgado
la ironía
ahora un hombre ha blocado]
tres versos intercambiables con sentido que resultan oportunos en su grafismo, significado y localización.
Pese a su normalización, sigue chocando esta unión del fútbol y el poema. Y eso incluso después de que Rafael Alberti dedicara su Oda a Platko (a la que homenajea este caligrama; esta Oda se publicó en 1928) a ese portero del FC Barcelona:
Ni el mar,
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.
No, nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
Camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiente en la yerba de otro país.
[...]
Si alguien se resiente de esta entrada, lamento decirle que la escribo muy a gusto, acompañado del espíritu de Sindreu, Alberti, Eduardo Galeano, Vázquez Montalbán, Javier Marías, Manuel Rivas, Sergi Pàmies, Lluís Permanyer, Espinàs, Serrat y muchos otros. Y la escribo también porque, justamente hoy, empieza a rodar el balón. A rodar en serio, quiero decir: empieza la Copa de Europa y juega el Barça. Hoy empieza una aventura que puede ser dramática, o épica, poética tantas veces que ya conquistó el año pasado a un dramaturgo, Sergi Belbel, para el fútbol.
Y si siguen creyendo que exagero con la poética del fútbol, pregúntenle a Serrat. Hablando de Kubala, él decía: «Permitidme glosar la gloria de estos hechos / como lo hacían unos años atrás los griegos».
De la fotografía: © 2009, Daniel González Martín. Todos los derechos reservados.