El Barco que Vio un Fantasma, de Frank Norris

Un título como este, tan sugerente, crea muchas expectativas que, por suerte, no se ven defraudadas. Es este relato una pequeña miniatura de terror, muy al estilo del Arthur Gordon Pym de Poe, por lo menos en su ambientación naval y desoladamente austral.
Una expedición que, seguro, es delictiva, aunque no se nos dice porqué, navega a bordo del Glarus en un rumbo subrepticio y secreto hacia el punto B.300. No sabemos tampoco qué van a buscar, aunque sí se nos explica la historia de un barco anterior que tenía el mismo objetivo, y que al parecer lo consiguió, sólo para ser atacado por una "Muerte que no es la Muerte", y esta historia se conoce gracias a un manuscrito dejado por algunos tripulantes antes de morir en la isla (uno de esos pequeños fallos de coherencia que pueblan las páginas de la literatura. Algún día alguien debería hacer una antología de ellos; lo curioso es que, aunque existen, si la obra es buena, no se ve menoscabada por ellos.
El caso es que el Glarus, como se nos dice al principio del relato, tendrá mal fin: «Si alguien se da por casualidad un paseo por el puerto de San Francisco, desde el muelle de pescadores a la dársena donde atracan los vapores que hacen la ruta de la China, y agita sus dólares ante las narices de los marineros, tan pronto como pronuncie el nombre Glarus, todos se echarán hacia atrás, lo mirarán con una mezcla de desconfianza y miedo, y lo más probable es que se den media vuelta y lo dejen con la palabra en la boca. No encontrará ningún piloto que quiera sacar al Glarus a dar un paseo, ni un capitán que lo gobierne, ni fogoneros que alimenten sus calderas, ni marineros que se atrevan a pisar su cubierta. El Glarus no es de fiar. Ha visto un fantasma.»
Con este precedente temprano de lo que espera, la tensión del viaje va aumentando hasta el momento culminante, el de la aparición del barco fantasma, una aparición más que notablemente descrita. Y a partir de ahí, lo demás es la condenación del alma de un barco, su última rebeldía.
Hay que leer este relato para darse cuenta de que su idea original no es la del terror de los hombres, sino la de los objetos, y su profunda implicación de que un barco es igual que un ser vivo; y si no lo es, por lo menos es la prolongación de los seres vivos que lo habitan. Una idea sutil, pero muy bien expresada en un relato de fantasmas inusual y notable.

(The Ship that Saw a Ghost)
En Cuentos Únicos
Ed. Valdemar, col. El Ojo Sin Párpado
Madrid, 1989 [pub. 1903]
Edición, selección y prólogo de Javier Marías

Texto en inglés de The Ship that Saw a Ghost

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