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El Hombre con Rayos X en los Ojos, de Roger Corman

SESIÓN MATINAL

(X - The Man with X-Ray Eyes); 1963

Director: Roger Corman; Guión: Robert Dillon, Ray Russell; Intérpretes: Ray Milland (Dr. James Xavier), Diana Van Der Vlis (Dra. Diane Fairfax), Harold J. Stone (Dr. Sam Brant), John Hoyt (Dr. Willard Benson), Don Rickles (Crane), John Dierkes (Predicador); Dir. de fotografía: Floyd Crosby; Música: Les Baxter.

Vaya por delante una constatación: pretender que con los presupuestos que manejaba, con rodajes de una semana (y a veces menos) y con un sistema de producción a destajo Roger Corman hiciera arte es mucho pretender. Y sin renunciar al enorme cariño que le tenemos los aficionados del género, calificar sus películas de artísticas es o pasarse en el aprecio o directamente haber perdido la noción de las fronteras.
Pero sí es cierto que era un gran artesano. Y que, de entre aquellos que dedicaron su vida a la serie B, Corman sobresale por inventiva, agilidad y buen hacer. Si alguna vez hizo alguna película con desgana, eso no se traduce en ningún momento en la pantalla.
Algún otro día empezaremos a traer aquí sus grandes obras, las del ciclo de Poe, pero por el momento recordemos un pequeño clásico de la AIP y de la serie B, El Hombre con Rayos X en los Ojos, una película con un pathos tremendo.
El Doctor James Xavier (interpretado por un Ray Milland simplemente correcto) investiga sobre la visión humana, y desarrolla un colirio que permite incrementarla e ir más allá del espectro visible humano, es decir, entrar en el espectro infrarrojo, ultravioleta...
Por desgracia, llega un punto en el que el proceso parece no detenerse, y si bien al principio puede resultar agradable ver a la gente sin ropas, o saber qué naipes tienen los oponentes, y luego ciertamente inquietante adquirir visión de rayos X (y ya no ver a la gente desnuda, sino como esqueletos vivientes), esta visión avanzada sigue creciendo más, y más, y más... Milland empieza a ver cosas extrañas. Una de las más inquietantes es lo que parece ser un rostro en el cielo, el rostro de una criatura invisible para nosotros pero ciertamente maligna. ¿Qué puede ser esta criatura? (Stephen King ha apuntado, muy acertadamente, una respuesta: uno de los grandes dioses de los Mitos de Cthulhu). El caso es que para el pobre Xavier / Milland, no hay descanso. La ve incluso cerrando los párpados. La ve...
Advierto que lo que sigue destroza el final de la película. Quedan avisados.
Cuando Xavier relata a un predicador lo que le está sucediendo, éste le dice que lo que está viendo es la mirada de Satán, y le da como solución una cita bíblica: Si tu ojo te ofende, arráncatelo y arrójalo lejos de ti.
Y aquí viene algo que, si no es cierto (aunque Corman ha afirmado que esta escena se rodó pero fue desechada), merecería serlo. La película termina cuando Milland se arranca los ojos, pero corrían rumores de que había una línea de diálogo más. Después de haberse arrancado los ojos, Ray Milland profería un grito desesperado: "¡Todavía puedo ver!"
Es una película artesanal, una serie B como un castillo, pero una película que lleva mucha más carga de angustia que muchos thrillers millonarios. Honor a Corman, Russell y Dillon por ello.

Tráiler: