El Escándalo del Padre Brown, de Gilbert Keith Chesterton

Dentro del género de la literatura criminal, las historias del padre Brown ocupan un nicho absolutamente propio, original y que nadie ha sido capaz de emular. Tal vez porque su protagonista, un sacerdote católico enormemente filosófico, sólo podía hablar con la lengua de un autor tan preparado y reflexivo, aunque accesible, como G. K. Chesterton.
En todas sus aventuras nos encontramos ante misterios que a veces son sólo producto de las apariencias, y que son resueltos por un detective tan atípico que resulta chocante, uno que, con su aspecto rechoncho y sus modales resabiados, es todo lo contrario al hombre de acción que frecuenta las novelas detectivescas.
Hay que decir que los crímenes y enigmas que resuelve el protagonista son sólo meras anécdotas que llaman la atención del lector y que lo mantienen aferrado a la historia, porque lo que en realidad quiere Chesterton es que escuchemos al padre Brown hablar, a veces muy metafísicamente, sobre las debilidades humanas, sobre los errores de los juicios de valor y, en suma, sobre la moral.
Estos discursos metafísicos y filosóficos constituyen la esencia de estas historias, y no son en absoluto ni prescindibles ni incómodos. Están integrados en el relato, y son parte constitutiva del mismo. Sin estos razonamientos, la resolución del caso no tiene lugar. Y es probablemente el primero y más destacado de los detectives que pueden solventar un crimen sólo con filosofía, que no es poco logro.
Como ejemplo de esto, en el relato que da título a esta compilación nos encontramos con un hombre empeñado en salvar el buen nombre de una dama, impidiendo que sea seducida por un poeta calavera. A este fin cierra las puertas del hotel en que se alojan, y alerta a la servidumbre para que impidan el paso al poeta. Y el padre Brown se dedica a todo lo contrario, a facilitar la fuga de la dama con este hombre vestido con capa y de leonina melena, a propiciar el abandono del respetable ciudadano que la acompaña en el hotel. Y que resulta que no es el marido, sino el poeta, mientras que el auténtico esposo es el desesperado hombre de aspecto bohemio. No sólo el padre Brown nos hablará sobre lo injusto de juzgar por las apariencias y los estereotipos, sino también sobre las realidades del auténtico amor y del flirteo, resolviendo una situación equívoca casi sin moverse del sillón.
Las historias del padre Brown tal vez no sean tan adictivas como las de Sherlock Holmes, ni tan aparatosas como la novela negra hard-boiled, pero sí son una excursión a la mente y los comportamientos humanos realizados con una serenidad tal que, muchas veces, parece que el crimen no acompañe a estas reflexiones. Y sin embargo, nos advierte también el protagonista, desgraciadamente el crimen forma también parte de la naturaleza humana.

(The Scandal of Father Brown)
Eds. G. P. / Plaza y Janés
Barcelona, 1976 [1935]

Existe reedición en Editorial Valdemar

Portada y sinopsis

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