Thelma y Louise, de Ridley Scott

SESIÓN MATINAL

(Thelma and Louise); 1991

Director: Ridley Scott; Guión: Callie Khouri; Intérpretes: Susan Sarandon (Louise Sawyer), Geena Davis (Thelma), Harvey Keitel (Hal), Michael Madsen (Jimmy), Christopher McDonald (Darryl), Stephen Tobolowsky (Max), Brad Pitt (J. D.); Dir. de fotografía: Adrian Biddle; Música: Hans Zimmer; Diseño de producción: Norris Spencer; Montaje: Tom Noble.

Una película sobrevalorada en muchos aspectos. Menos uno. De modo que destaquémoslo desde el principio para evitar equívocos.
Thelma y Louise es tal vez la única película comercial feminista de la historia; y vale la pena remarcar lo de "comercial", no en el sentido de que el público la acogiera con gusto, sino en el de que películas de tesis y de combate feminista han habido muchas, pero muy pocas han integrado el mensaje feminista en una historia y no han hecho una bandera de reivindicación de ella. En mi opinión, es mejor así. La capacidad de convicción que tiene esta historia en apariencia simple que se va complicando cada vez más la tiene precisamente porque su mensaje es implícito, porque nos muestra un mundo de hombres en el que las mujeres están atrapadas; un mundo en el que el machismo se convierte en una fuerza motriz de la rebeldía; si una de las protagonistas diera un mitin, eso perdería su fuerza.
Y es debido a un excelente guión de Callie Khouri. Los académicos, con buen criterio, le dieron un Oscar (y se lo negaron al resto de nominados, una decisión que, por una vez, tiene algo de justa).
Sin embargo, hay muchas cosas que están mal en la película, y que, justamente, perjudican a su guión y por ende a su mensaje. Tiene un metraje excesivo, con escenas que sobran (recuerden la del rasta ciclista que se acerca al coche patrulla); una música que muchas veces interfiere con la película, más que acompañarla; una fotografía en ocasiones más que discutible; unos encuadres forzados en ocasiones, tal vez con pretensiones falsamente artísticas.
Y, puesto que Scott es el productor y director y que, según parece, considera la película como suya, en ese caso la responsabilidad también es de él. Me irrita particularmente eso, porque creo que si Scott se hubiera contenido más, la película hubiera acabado por ser mucho mejor; pero, por desgracia, estamos ya acostumbrándonos a que, película a película, Ridley Scott se vaya mostrando más como un bluff que como el director creador que nos hizo creer que era.


Tráiler:

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