The Silken Swift, de Theodore Sturgeon

En The Mammoth Bookk of Fantasy All-Time Greats
Robinson Publishing
Londres, 1988 [1953]

Encontrar en el Fantasy Hall of Fame a Theodore Sturgeon es lo más natural del mundo. Un escritor universalmente admirado por sus colegas, que siempre lamentaron que los límites del género, en la época en que escribió, fueran tan rígidos e inmutables como para no permitirle demostrar su imaginación y su estilo propio e innegable fuera de él.
Porque tanto como fue admirado, en vida y después de su muerte, también causó sorpresa y lo más parecido a la estupefacción. En una época pacata y en un género que llevaba, se quisiera o no, la etiqueta de "juvenil", Sturgeon se las apañó para escribir relatos tremendamente sensuales, que superaban todas las trabas al estar escritos con una elegancia insuperable, utilizando la implicación en lugar de la exposición, y haciéndolo no por imposición externa sino por elección propia. Pocos escritores han tenido una voz tan propia y un dominio tan completo de su ficción como para hacer que todos los editores que se encontraron ante una de sus obras se riendieran incondicionalmente ante ellas sin importar los condicionantes comerciales (que, por su propia idiosincrasia de estilo, eran limitados en cuanto a ventas).
Este The Silken Swift (la traducción al castellano no tiene la eufonía del original; se podría traducir como "El Veloz Sedoso", y se refiere a un atributo del unicornio que aparece en el relato; cuando se publicó en España, el relato se tituló "La Fuente del Unicornio") es un cuento de alta fantasía en extremo poético, algo barroco, y quintaesencial de la ficción de Sturgeon. Una mujer bellísima, Rita, algo hechicera, atrae a su mansión a Del, y le propone una velada de comida, bebida, cantos y la promesa de algo más cuando la luna inunde la habitación con su luz. Cuando llega el momento, Rita le da un brebaje a Del que lo ciega, y entonces se dedica a jugar al ratón y al gato con él y su pasión, expulsándolo ciego, herido y frustrado, de su palacio. En el exterior es recogido por Barbara, una muchacha que vive en un bosque cercano a la charca donde abrava un unicornio. Ciego y sin reconocer ni distinguir entre ambas mujeres, Del se asegura de que Barbara (a la que él cree Rita) "no podrá capturar jamás al unicornio". Tal cual (ya les he comentado que Sturgeon podía dejar clara cualquier cosa sin mostrarla). En un encuentro posterior con Rita, ya con la visión recuperada, ésta se burla de Del, y él contraataca diciéndole que puede mofarse tanto como quiera, pero que ya jamás podrá poseer el unicornio. Sin saber de qué le habla, pero sospechando la verdad, Rita prepara una burla definitiva y encarga una brida de oro para capturar al unicornio en presencia de Del y de todo el que quiera venir a verlo.
El desenlace final lo dejaré en suspenso por si ustedes tienen la suerte de topar con el relato (más tarde o más temprano alguien tendrá que reeditar los relatos de Sturgeon en España). Baste decir que, como habrán podido intuir, es un relato en extremo bello, con imágenes inusitadas y un lenguaje inimitable y dominado al completo por su autor. Es posible hallar algunas obras de Sturgeon en el mercado español (su novela de ciencia ficción Más que Humano; la colección de relatos Caviar (un juego de palabras con el apellido del autor, sturgeon, que significa "esturión")); préstenles atención y lectura. Valen la pena.

Texto en castellano de La Fuente del Unicornio

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