Que se Levanten los Muertos, de Fred Vargas
(Debout les Morts)
Santillana / Siruela, col. Punto de Lectura
Madrid, 20083 [1995]
Cuando comenté otra de las obras de Fréd(érique) Vargas, esa vez de la serie del comisario Adamsberg, indiqué el hecho de que, pese a ser satisfactoria en sus planteamientos y resolución, se veía lastrada por dos defectos puramente subjetivos, como eran que constituía un anacronismo al estilo Agatha Christie, es decir, sólo tenía en mente el "quién lo hizo", y que en su afán por resultar humorística la exageración era excesiva hasta la irrealidad, siendo esa comisaría representada más como una del cine cómico mudo que no como algo que tuviera asidero en la vida real.
Esta Que se Levanten los Muertos padece el mismo primer defecto, pero aun siendo también humorística, su sentido de verosimilitud es más acusado.
A reforzar lo dicho viene una crítica del periódico inglés Th Guardian, donde se indica que tiene "el aire de las películas más entrañables de la nouvelle vague de los años sesenta". El problema es que esta es una novela en la que aparecen tarjetas telefónicas, ordenadores portátiles y escáneres, de modo que de años sesenta nada de nada. Lo cierto es que durante la mayoría de la novela hay un sentimiento atemporal, de manera que la acción podría tener lugar en los años noventa, en los treinta o en cualquier período entre estas dos décadas. Por eso hablo de estilo Agatha Christie; lo fundamental sigue siendo el quién lo hizo y porqué.
Pero la contención es también elevada (por lo menos, respecto a la demencial comisaría de Adamsberg) y, dentro de ese estilo ya un poco pasado de moda, hace que la novela funcione, y muy bien.
Gran parte del mérito es el trazo de los personajes investigadores: tres jóvenes historiadores en paro más un expolicía que unen esfuerzos para alquilar un caserón destartalado en París. En la casa vecina, un día aparece plantado un haya, como aparecido de la nada, y de la que nadie parece saber nada. Y la vecina, intrigada, contrata a los historiadores para que investiguen. Y un día la vecina, antigua cantante lírica, desaparece.
Insisto en que la investigación y la resolución hacen esta novela, pero además están las personalidades de los investigadores, extravagantes, sí, pero plausibles; y las situaciones de humor que estas personalidades provocan.
En resumen, Fred Vargas se ha establecido como la mejor autora de los últimos tiempos en esta subespecie del policiaco que es la novela de descubrir al criminal. Anticuado como es este género, por lo menos lo ejerce con humor y eficacia (cuando se controla, claro), y resulta de ello una literatura de evasión muy satisfactoria.
Portada y sinopsis
2 comentarios:
De Fred Vargas leí varias cosas y siempre me quedé con la sensación de que se sacaba un as de la manga, como si estafase al lector al haberle ocultado información.
Por otra parte, según mi hermana, en francés gana mucho; es decir, parece ser que es una escritora difícil de traducir por cierta ironía o sorna que los traductores no son capaces de transmitir.
Por cierto, mi hermana es profesora de francés en la universidad. Te lo digo para que no creas que no sabe lo que dice (que también podía ser) ;)
Hola, Peke:
Cuando comenté anteriormente una obra de Fred Vargas, lo hice conteniendo un punto de irritación. Más que nada porque las ganas de resultar humorística pueden pasarse muchas veces de frenada, y resultar en lo que resultaba esa novela: una comisaría increíble de tan estrambótica. De ahí que la comparara con la de los Keystone Kops. Entendámonos, comisarias increíbles (o improbables) hay muchas: la de Vigata del comisario Salvo Montalbano es una de ellas, pero aún así mantienen un cierto verismo que las hace plausibles en un mundo literario. Sin embargo, la de Fred Vargas me acabó cargando.
Esta otra novela que comento es más contenida, y por tanto más satisfactoria. Su humor es más contenido también, y por tanto más sutil. Y el caso criminal... bueno, pues es interesante.
Lo que comentas sobre los ases en la manga es un defecto casi congénito de esta serie de novelas que se basan en los métodos a la Agatha Christie. Desde que la vieja dama arqueóloga sacaba esas soluciones imposibles (y muchas veces escamoteadas al lector), todos los autores han seguido el esquema, con más o menos desvergüenza. Recuerdo una película, "Murder by Death", Un Cadáver a los Postres se llamaba aquí, una parodia sangrante con Peter Sellers haciendo de Charlie Chan, Elsa lanchester de Miss Marple, James Coco de Hercule Poirot, Peter Falk como Marlowe/Spade, y David Niven como uno de esos petimetres detectives británicos, que en resumen era una bronca terrible (y muy divertida) a todos los autores que escamoteaban, engañaban, estafaban al lector.
Y para acabar con Fred Vargas, su mayor inconveniente es que sólo entretiene (y puede no ser un inconveniente; hacer buena literatura de entretenimiento es un arte al alcance de muy pocos); ni caracterización social, ni de época, ni nada que no trascienda al quién lo hizo y cómo. Yo ya me he acostumbrado a pedir algo más.
Y, por descontado, no dudo del criterio de tu hermana (ni del de casi nadie, cuando está fundamentado); es más que probable que en francés ganen más, entre otras cosas porque he encontrado algunos defectos de traducción en las novelas que nos propone Siruela de Fred Vargas; entre un original superior y una traducción inferior, puede crearse un monstruíto muy feo.
Un saludo!
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