Voices of the Kill, de Thomas M. Disch

Por desgracia, Thomas M. Disch no está ya entre nosotros. Decidió pegarse un tiro en 2008, después de una prolongada depresión tras la muerte de su compañero sentimental. Su ausencia es notable, porque fue uno de los autores de género (algo que no le gustaba) con más estilo, más literarios y ferozmente innovadores que hayan surgido en el siglo XX. Crítico de arte, de teatro y literario (yo tuve la suerte de leer algunas de sus columnas de críticas, y todavía recuerdo lo ponderada y atinada de su reseña del Tirant lo Blanch cuando fue traducida al inglés; lo cual también habla de lo amplio de sus miras), enamorado del arte, cosmopolita que pasó largas temporadas de residencia en Europa, el género siempre le vino estrecho. Por descontado, a los aficionados a la ciencia ficción más clásica también les incomodaba, por sus críticas constantes al anquilosamiento literario y a la falta de objetivos y de autocrítica que mostraba. Murió sin haber podido gozar de la desaparición de las barreras de género literario que imperaron a principios de siglo XXI en la edición de literatura general, y que algunos contemporáneos suyos (Dick, Ballard, Aldiss, Moorcock, etc.) pudieron disfrutar, siendo editados como lo que eran: escritores por derecho propio y sin etiquetas.
Las Voces del Kill (así habría que traducirlo, puesto que el Kill del título, aún manteniendo el doble sentido de "muerte", se refiere al Pine Kill River, un río fundamental para el relato) es un cuento de los que le gustaban a Disch, puesto que entroncaba con una de las dos facetas de su escritura (la otra era la experimental en el "espacio interno"), la tradición clásica y la mitología.
William es un profesor que está pasando el verano en una cabaña a orillas del Pine Kill. En este tiempo, se sumerge en la naturaleza, la contempla no como el hombre moderno, sino que intenta trasladarse a la visión primigenia que pudo tener la humanidad de la naturaleza virgen. De hecho, realiza sus paseos como si fueran rituales, ofrendas.
Y estas ofrendas tienen éxito. Una noche, empieza a escuchar voces, que le llaman para que acuda al río. Allí, entra en comunicación con un espíritu del agua, una nereida, por nombre Nixie. A partir de entonces, y después de haberla tocado, su vida no volverá a ser la misma. Noche tras noche acude a su cita con la forma acuática. Pero el espíritu es celoso. Cuando el primo de William, Barry, va a visitarlo, esa deserción no será perdonada, aunque haya sido por una sola noche.
Nixie se negará a aparecer. Y, tras unos días de esta ausencia, quien aparecerá será Nereis, otra nereida pero tan seductora como Nixie. Que no viene a sustituir a la primera, sino a ejercer una venganza.
El relato es, sin abandonar por un momento el escenario realista, en extremo poético (otra de las cualidades de Disch). La fuerza de sus imágenes es enorme, pero todavía lo es más cuando éstas se combinan con los pensamientos de su protagonista, y con una prosa precisa y contenida que añade valor al relato.

En Demons & Dreams. The Best Fantasy and Horror 2
Legend / Random Century
Londres, 1990 [1988]
Ed. de Ellen Datlow y Terri Windling

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