El Misterio de la Cripta Embrujada, de Eduardo Mendoza
La primera de las novelas en las que aparece el loco innominado que realiza delirantes investigaciones detectivescas a la par que nos destapa las vergüenzas de nuestra sociedad, y la novela de la que, según declara el propio Mendoza le inspira más cariño (por lo menos en 1999), esta intriga humorística, policíaca y social inauguró un éxito continuado de ventas. A la par que sorprendía al público con un lenguaje y una expresión inéditos hasta la fecha. ¿Inéditos? No tanto, como veremos.
En un colegio de monjas de la parte alta de Barcelona (en Barcelona, la parte alta coincide con la clase alta, por lo menos en media ciudad, una expresión muy conveniente, para los barceloneses al menos) ha desaparecido una niña, en lo que es una repetición de un hecho sucedido seis años atrás. No se sabe bien porqué motivo rocambolesco el comisario Flores decide recuperar a su antiguo confidente y prometerle la libertad del hospital psiquiátrico en el que está internado a cambio de que investigue por los bajos fondos donde, en teoría, el loco se mueve como pez en el agua.
Lo que sigue es una aventura delirante, en la que el loco se encuentra con una conspiración que logra desentrañar, pero también con una Barcelona, que Mendoza denomina, en una expresión genial "del preposfranquismo" en la que las andanzas de este personaje se sitúan como si quienes estuviéramos locos fuéramos todos los demás menos él.
Es una farsa, pero una farsa realizada con todo el genio y la inventiva que pueda imaginarse, con episodios desopilantes en los que el lector no tiene otro remedio que reírse.
Y el secreto de este humorismo es el lenguaje. Relatado en primera persona, el loco emplea un lenguaje barroco que resulta irreal pero que, a la vez, y puesto en boca de los personajes que nos describe y del mismo protagonista, resulta de un contraste tan fuerte que no es sino humorístico en sí. He aquí cómo se presenta ante el jardinero del colegio: «Buenos días nos dé Dios ─dije yo sin desalentarme por su hosca recepción─. ¿Tengo por ventura el gusto de hablar con el jardinero de esta magnífica institución?» Es un recurso que funciona, entre otras cosas porque Mendoza lo aplica de manera magnífica y porque se ha convertido en marca de fábrica de su personaje y sus novelas.
Sorprendió, claro. Pero no debería habernos sorprendido tanto. Porque la historia y el personaje enlazan con la novela picaresca, y lo que es más, el lenguaje también. Ese barroquismo proviene del Lazarillo, del Buscón, de las expresiones de una época, pasadas por los usos del lenguaje modernos, que han encontrado nuevo uso narrativo. Y no es descabellado hablar de, así como estas novelas son heresderas de la literatura picaresca, su personaje principal es heredero de Don Quijote, un loco moderno que va haciendo periódicas salidas del manicomio a los campos de esta ciudad y sociedad, y encontrándose molinos de viento de continuo. Y que Mendoza nos cuente estas salidas por muchos años.
Ed. Seix Barral / Booket
Barcelona, 20063 [1977]
Serie del loquito detective nº 1
4 comentarios:
Yo no me siento muy atraída por la novela negra pero me lo recomendaron cuando se publicó y me encantó. La escena en la que para huir de los perros en el jardín quiere lanzar un chorizo y lo que lanza en realidad es la linterna, es desternillante, y sólo un pequeño detalle de una divertida a la vez que ingeniosa trama.
uno de los primeros libros que leì en español.
aùn, despues de 20 años, uno de los mas divertidos, merece bien la lectura.
Hola, Magda:
Y lo bueno de esa escena es que los ferocísimos perros guardianes van a buscar la linterna como un perro doméstico va a buscar un palo que su amo le lanza.
Es un detalle sutil pero significativo. Lo del perro hubiera sido un buen chiste, pero Mendoza va más allá, no se conforma y le da una vuelta de tuerca más a una situación absurda. Genial.
Un saludo!
Hola, Franz:
Como ya sabes, en este blog los libros se leen o releen exprofeso para hacer la reseña, de modo que puedo corroborar lo que dices. El Misterio... se mantiene en plena forma y es perfectamente legible hoy en día, y esa atemporalidad habla mucho del mérito de la obra.
Un saludo!
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