La Noche de los Generales, de Hans Hellmut Kirst

Kirst es un mal escritor (por lo menos en todo lo que le he leído) menos en esta novela, lo cual prueba que si hasta el mejor escribano echa un borrón, incluso un mal novelista puede dar en el clavo alguna vez. Su novela más conocida es esta, La Noche de los Generales, gracias a que tuvo una versión fílmica bastante decente (y que mejoraba en algunos aspectos a la novela, otro fenómeno infrecuente); y no está nada mal.
En la Varsovia ocupada por los nazis una prostituta es asesinada, un crimen con todas las características de sadismo y psicopatía necesarios como para ser perseguido a ultranza. Pero hay un problema: el único testigo está razonablemente seguro de que quien ha cometido el crimen era un militar alemán, y uno que llevaba las bandas carmesí en el pantalón, es decir, un general. Descontados los que tienen coartadas comprobables y seguras, en Varsovia quedan tres generales que podrían o no haber cometido el crimen, Von Seylitz-Gabler, jefe de cuerpo de ejército, Kahlenberge, su jefe de estado mayor, y Tanz, comandante en jefe de la división especial Nibelungen.
 El primer obstáculo está superado, puesto que la policía local ha sudado sangre ante la perspectiva que eso conlleva, pero el comandante Grau, del servicio de inteligencia alemán, uno de los mejores personajes de la novela, irónico, levemente cínico e irreductible, no tiene ningún inconveniente en hacer que la investigación continúe.
Puede ser que él no tenga inconveniente, pero los tres generales sí que se sienten molestos ante la posibilidad
de que Grau empieze a hacer preguntas, de modo que mueven algunos hilos y, con un ascenso a teniente coronel, Grau es destinado a París. Todo arreglado.
Sin embargo, en 1944, y con los aliados recién desembarcados en Normandía, el destino hace que los cuatro personajes confluyan en la ciudad francesa. Y un nuevo crimen de características idénticas se perpetra. Los tiempos son revueltos; Grau, apoyado por un comisario de la policía francesa, no piensa dejar escapar al culpable esta vez, pero los sucesos tienen su propio ritmo. Cuando se dispone a detener al culpable, ese mismo día se ha atentado contra Hitler, y ese general aprovecha para detener a Grau por traición y causar su muerte.
No será hasta después de la guerra cuando el inspector Morand logre atrapar al asesino.
Quién es el criminal es algo tan evidente que Kirst, con buen criterio, escogió hacerlo aparente y no pretender que esa era la intriga, lo cual redunda en beneficio de la novela. Como intriga criminal, la novela cumple, y además tiene un buen trasfondo de detalles sobre el tiempo de guerra y la ocupación, así como sobre el complot para asesinar a Hitler, lo que le proporciona un ritmo vivaz, roto tal vez por los "testimonios" de fin de capítulo, y que son prescindibles en su mayoría. Cuenta además con la ventaja de tener a un investigador criminal que es un soldado alemán pero no un nazi, y eso la convierte en una rareza. En el desenlace se embrolla un poco (y justamente ese desenlace es modificado en el filme), pero puesto que se trata de ver cómo se las compondrán para atrapar a un asesino que ya conocemos, sigue manteniendo la tensión.
La Noche de los Generales no es, como pueden haber visto, una gran novela, pero sí una de esas que entretienen y dejan buen sabor de boca en el lector. 
(Die Nacht der Generals)
Ed. Planeta
Barcelona, 19733 [1966]

btemplates

0 comentarios: