Corto Viaje al Hogar, de Francis Scott Fitzgerald
Scott Fitzgerald, el representante máximo de la Generación Perdida, nos trae un cuento sobrenatural. Bien, muy levemente sobrenatural, tanto que casi puede pasar por un cuento realista.
Se trata de uno de los relatos centrados en el ambiente que Fitzgerald mejor conocía. Unos jóvenes universitarios están esperando a Ellen, la beldad de la facultad, para ir a una fiesta, pero Ellen se retrasa. De hecho, se escapa por la puerta de atrás de donde vive, y los jóvenes intentan seguirla, pero en vano. Sin embargo, tienen un golpe de suerte y la encuentra saliendo de un automóvil. Su acompañante es Joe Varland, alguien malcarado, cínico, provocador y violento.
El caso es que Ellen parece estar completamente fascinada por este individuo, y el narrador, Jack, tiene la intuición de que algo diabólico hay en ese hombre, algo entre vampírico e hipnótico, y que tiene que hacer todo lo posible para que esa ligazón se rompa y Ellen quede libre.
Donde Fitzgerald se mostraba grandioso en su escritura era en su manejo de las emociones, y este relato no es una excepción. Jack tiene un variado conjunto de sentimientos con respecto a lo que está sucediendo, y además es una persona perceptiva, capaz de leer en las expresiones de los demás. En eso y en la fuerza de la ambientación, el relato se sostiene, hasta llegar a un final teóricamente feliz, pero que deja la insinuación de que Varland, o por lo menos su intención de predador, puede no haber desaparecido del todo del mundo de Ellen. Una insinuación inquietante, sobre todo proveniendo de quien proviene.
(A Short Trip Home)
En Cuentos que Mi Madre Nunca Me Contó
Ed. Bruguera, col. Libro Ameno
Barcelona, 19792 [1927]
Texto en inglés de A Short Trip Home
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