Recuérdalo Tú y Recuérdalo a Otros. Historia Oral de la Guerra Civil Española, de Ronald Fraser

Las historias orales, un fenómeno relativamente nuevo en la historiografía, tienen su precedente en las memorias y libros de recuerdos que han menudeado desde la aparición de la imprenta. Sin embargo, su valor era muy discutido, porque el historiador, con buen criterio, no podía dar por válidos testimonios no corroborados como mínimo por otra fuente, de manera que siempre se trataban esas manifestaciones con la máxime prevención.
No obstante, el género tuvo su reivindicación cuando fue posible entrevistar a esas fuentes diversas y componer con ellas, si no un cuadro exacto, sí aproximativo a los hechos. De manera que los historiadores se han apresurado a redactar estas historias orales, antes de que la muerte les prive de su testimonio y, por lo común, pasado el tiempo suficiente como para que las pasiones se hayan calmado y la objetividad gane el suficiente terreno.
Pero los inconvenientes de antaño persisten, y este libro es una buena prueba de ello. No porque esté mal hecho, o tenga poco valor. No, lo que sucede es que hay muchos sucesos en los que las versiones difieren en su literalidad, aunque se mantienen en el concepto general; y, por otra parte, porque a pesar del tiempo transcurrido, esa necesaria objetividad todavía no ha llegado plenamente. ¿Por qué? Si se me permite una opinión algo arriesgada, yo diría que porque la Guerra Civil no terminó en 1939, ni tan siquiera en los años sesenta, sino que el régimen franquista representó una prolongación, incruenta a partir de cierto punto, pero siempre amenazante, de ese conflicto civil. Es difícil dejar lugar a la reflexión serena cuando un gobierno invoca, año tras año, ser el defensor de la moral y el orden contra una buena parte de su ciudadanía, en el interior o en el exilio, y recuerda una y otra vez la "amenaza roja". Era una cuestión vital para la pervivencia del propio régimen, la justificación de su existencia. Y, por parte del otro bando, el mismo fenómeno se producía; por un lado el percibir haber sido derrotado, que esa sociedad española franquista no era la suya; por otro, la objetividad se gana con la enunciación del discurso y el debate sobre el mismo, y ese discurso era reprimido, activa y pasivamente, por la certeza de que enunciarlo era peligroso. De manera que no es de extrañar que esta historia oral se sitúe ideológicamente, todavía, en el conflicto.
Aún así, los testimonios son valiosos. El autor reconoce explícitamente que las versiones pueden ser discordantes, de manera que los hechos ciertos tendrán que buscarse en otra parte. Pero insiste (y acierta) en que, cuando menos, proporcionan un testimonio del clima moral que se vivió durante la Guerra Civil.
El libro se ordena alrededor de varios hechos puntuales, no todos los sucedidos en la guerra (por ejemplo, echo de menos testimonios sobre el alzamiento en la flota), intercalados con episodios completos narrados por uno de los protagonistas, y por relatos de militancias, con mucho los testimonios más ideológicos.
Es un libro, por tanto, que no sustituye a una historia de la guerra civil; se trata más bien de un complemento necesario a la misma. Particularmente emotivos son los testimonios sobre el bombardeo de Guernica. Los del bando republicano, sí, pero también los de los partidarios de los nacionales, que muestran su malestar por ese bombardeo indiscriminado de la población civil (que ellos mismos sufrieron), pero que optaron por el silencio, considerándolo un mal menor (o mayor) necesario para la victoria de los sublevados.
Si este capítulo es indicativo del talante de este libro y del clima moral que se vivió durante el episodio, también es una metáfora de lo que fue la Guerra Civil: una situación en la que las posturas llegaron a ser tan irreconciliables que todos se prestaron a justificar las atrocidades de su propio bando.

(Blood of Spain. THe Experience of Civil War, 1936-1939)
Ed. Crítica, col. Obras Mayores
Barcelona, 2001 [1979]

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