Kappa, de Ryunosuke Akutagawa
Akutagawa, el narrador japonés de más prestigio a principios del siglo XX, y uno de los primeros en ser conocido en Occidente, se suicidó a los treinta y cinco años, después de mostrar síntomas de enfermedad mental.
Viene esto a cuento porque, casualidad o no, esta novela es una historia relatada por el paciente de un manicomio.
El paciente número 23 narra cómo un día se encontró frente a un kappa, seres mitológicos con características humanas y rasgos de batracio, y cómo al perseguirlo entró en su mundo.
A partir de aquí tenemos una novela en parte metafórica sobre el comportamiento humano, en parte proposición utópica / distópica, en parte sátira y en parte pura narración imaginativa sobre una sociedad que nos resulta incomprensible (y, por tanto, la nuestra lo sería también para un alienígena) y cuyos valores y convenciones son otros.
Hay resonancias, por supuesto, desde una entrada en Kappa propia de Alicia en el País de las Maravillas hasta la estructura del viajero que contempla los contrastes de una sociedad distinta según el modelo de Jonathan Swift en Los Viajes de Gulliver.
Dicho todo lo cual, y reconociendo que historias semejantes han habido muchas, la de Akutagawa se sostiene por méritos propios. Su intención no es tan panfletaria (en el buen sentido) como las historias gulliverianas, sino más lúdica por un lado y más filosófica por otro.
En ella podemos percibir nuestras semejanzas, pero sobre todo hay un sentimiento general de disgusto por un mundo rígido y ordenado (el nuestro) en contraste con otra sociedad incongruente y tan cruel como la nuestra, pero que en apariencia es más libre. Si tenemos en cuenta que esto se escribió en el Japón de principios de siglo, todavía más rígido y delimitado en sus costumbres que el de hoy, percibiremos la crítica implícita.
Y, no obstante, el mundo de los kappas es anárquico, clasista, hipócrita y cínico. El mensaje parece ser que, sea cual sea su evolución, las sociedades crean sus propias incongruencias, sus propias injusticias y sus sistemas de dominio del individuo. ¿Pesimista? Tal vez, pero no olvidemos que todas las utopías que se han escrito se han basado en el dudoso supuesto de que el ser humano es angélico, y que cuando no se ha partido de esta suposición han surgido distopías cuyo mejor epítome fue el irónico volteriano de que "vivimos en el mejor de los mundos posibles". Lo cual no es ningún consuelo.
Aparte del fondo de esta novela, me gustaría remarcar que Akutagawa se muestra divertido y ágil, y que su prosa resulta en extremo moderna, incluso un siglo después. En sí misma es una lectura más que entretenida y recomendable, además de profunda. Y una oportunidad para conocer a uno de los grandes narradores japoneses.
(河童 Kappa)
Ático de los Libros, col. Breves del Ático
Barcelona, 2010 [1927]
Portada y sinopsis
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