Al Rojo Vivo, de Raoul Walsh

SESIÓN MATINAL 

(White Heat); 1949

Director: Raoul Walsh; Guión: Ivan Goff, Ben Roberts, basado en un relato de Virginia Kellogg; Intérpretes: James Cagney (Cody Jarrett), Edmond O'Brien (Hank Fallon / Vic Pardo), Margaret Wycherly (Ma Jarrett), Virginia Mayo (Verna Jarrett), Steve Cochran (Big Ed Somers), John Archer (Philip Evans); Dir. de fotografía: Sid Hickox; Música: Max Steiner.

Incluso aquellos que no la han visto es más que probable que conozcan una frase de la película que se ha hecho mítica: "¡En la cima del mundo, Mamá!"
Es la frase final del filme, y es famosa con justicia. Lo que la ha precedido es algo impresionante. Por primera vez, y hay que insistir en ello, por primera vez un gángster era interpretado como un psicópata, de manera que estamos hablando de Cody Jarrett como el padre de todos los delincuentes que han atravesado la línea de la cordura y se han metido de lleno en el sadismo enfermizo. Por descontado, uno puede escribir lo que quiera en un guión, pero si lo piensan un poco, reconocerán que es muy difícil interpretar un personaje de estas características sin caer en el histrionismo o hacerlo creíble. Pues bien, Cagney (no me cansaré de decir que probablemente James Cagney es uno de los cinco mejores actores de la historia del cine: como malvado, como héroe, como duro, como personaje romántico, como comediante, bailaba más que bien, cantaba más que aceptablemente y nunca, nunca, le he visto una mala interpretación. Como máximo ha estado en malas películas, pero por norma él cumplía con brillantez), Cagney, decía, se muestra histriónico; pero, y aquí viene lo bueno, es un histrionismo construido a la par que el personaje, de manera que es coherente con el mismo y adecuado a su personalidad sádica, edípica, misógina y megalomaníaca.
Ya que hablamos del complejo de Edipo, déjenme remarcarles la actuación de una secundaria de lujo, Margaret Wycherly, en el papel de madre de Cagney; Wycherly era una actriz shakespeariana capaz de cualquier cosa en la interpretación, y si hay algo que ayuda a hacer creíble el papel de Cody Jarrett es su interpretación de una madre posesiva y dominante, pero con matices de ternura (hacia su hijo, y hacia nadie más) y sin embargo tan dura como Lady Macbeth.
Es una película llena de detalles. Por ejemplo, el papel que Walsh hace representar a Virginia Mayo: una mujer con un carácter rastrero y un poso de vulgaridad que trascienden al guión (y que era un tipo de mujer al que Walsh le encantaba que apareciera en sus películas).
Porque, si hacemos caso a la historia del rodaje, Walsh y Cagney trabajaron codo con codo en esta película, conformando todos y cada uno de sus aspectos. El resultado es deslumbrante, único, sorprendente incluso hoy. Arquetípico, podríamos decir. Ha habido un antes y un después de Al Rojo Vivo en el género policíaco. Pero el original, en muchos aspectos, sigue sin haber sido superado.

Tráiler:

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