La Lotería en Babilonia, de Jorge Luis Borges

Estamos ante uno de esos cuentos metafísicos de Borges que, tal vez más que el resto de su producción, dieron a su autor el carácter diferente y diferencial con respecto a cualquier otro, y que influyeron grandemente en la literatura mundial; prefigurando el realismo mágico y lanzando conceptos que resuenan, por ejemplo, en el Gigamesh o el De Imposibilitate Vitae de Stanislaw Lem, la riqueza de su argumento, su densidad temática que trasciende lo terreno para situarse en lo cósmico proporcionaba una variedad tal de sentimientos respecto al ser humano situado frente a lo universal que esa fuente se mostrado inagotable.
«Como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul; como todos, esclavo; también he conocido la omnipotencia, el oprobio, las cárceles.» Así se inicia este cuento, que nos promete una historia individual de triunfo y desgracia y, en cambio, pronto se convierte en una de insignificancia frente al azar del mundo. Porque estas vivencias del narrador no son fruto de su elección. En Babilonia, nos explica, la institución de la lotería cayó en la indiferencia popular hasta que, en un golpe maestro, se instauró junto a los premios unas multas. A partir de ahí se sustituyó el dinero por castigos, y el de los premios por circunstancias personales ventajosas. De ahí a ordenar que todas las vidas de los babilonios fueran regidas, de una u otra manera, por el acierto de su suerte o por la indiferencia de lo no premiado, había un paso muy corto. «También hay sorteos impersonales, de propósito indefinido: uno decreta que se arroje a las aguas del Éufrates un zafiro de Taprobana; otro, que desde el techo de una torre se suelte un pájaro; otro, que cada siglo se retire (o se añada) un grano de arena de los innumerables que hay en la playa. Las consecuencias son, a veces, terribles.»
«Bajo el influjo bienhechor de la Compañía, nuestras costumbres están saturadas de azar.» Semejante frase anticipa la sospecha que se hace certeza unos párrafos después, es decir, «Alguna [conjetura] abominablemente insinúa que hace ya siglos que no existe la Compañía y que el sacro desorden de nuestras vidas es puramente hereditario, tradicional; otra la juzga eterna y enseña que perdurará hasta la última noche, cuando el último dios anonade el mundo. Otra declara que la Compañía es omnipotente, pero que sólo influye en cosas minúsculas [...]. Otra, por boca de heresiarcas enmascarados, que no ha existido nunca y no existirá
Y así, con este último paso lógico, resumen tal vez de toda teología y teogonía que pueda existir, nosotros, lectores, quedamos convertidos en babilonios, con nuestras vidas regidas por un azar impersonal que conforma nuestras existencias, haya o no una Compañía de lotería que lo determina o bien un dios que juegue o no a los dados.
La magnitud de lo realizado por Borges en unas pocas páginas es enorme; en un cuento cuya ironía suaviza el vértigo de contemplar lo irracional y azaroso de nuestra existencia, Borges nos lleva desde lo más concreto e individual a un universo donde, reconozcámoslo, la decisión al azar de lo más trivial determinan un encuentro o un desencuentro, un accidente o la prolongación de la vida, el amor o el aborrecimiento. Unas vidas, en suma, enfrentadas a la enormidad de un universo (un sorteo universal, podríamos decir) que determina unos destinos que creemos falsamente controlar. Casi diríamos que nos pone frente al horror cósmico que, paradójicamente, son nuestras vidas concretas.

En Ficciones
Alianza Ed., col. El Libro de Bolsillo
Madrid, 19719 [1941]

Texto en castellano de La Lotería en Babilonia

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2 comentarios:

Ivan Entusiasmado dijo...

EStaba preparando un artículo sobre este cuento, aunque más desde un punto de vista psicológico y he llegado a este blog. El tratamiento del cuento es perfecto. Mi enhorabuena.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Iván:
Bienvenido a este blog. Y gracias por tus palabras. Con Borges, las interpretaciones son múltiples, porque Borges tenía como característica abrazar un gran número de cosas con unos relatos minimalistas. Yo me decidí a contemplar el cuento desde la vertiente cósmica (que tiene mucho que ver con lo psicológico, sin embargo) sencillamente porque creo que lo cósmico en Borges tiene una gran importancia que se descubre en muchos de sus cuentos. Me alegra que te haya gustado.
Un saludo!