Testigo de Raza. Un Negro en la Alemania Nazi, de Hans J. Massaquoi
Por desgracia, supe de la existencia de este libro leyendo el obituario de su autor, que falleció hace pocas semanas. No digo que su publicación hubiera pasado desapercibida en España, pero sí que muy probablemente haya recibido menos atención de la que merece.
Hans Jürgen Massaquoi nació en Alemania en plan República de Weimar, hijo de alemana y del hijo del cónsul general de Liberia en Hamburgo. Con el ascenso al poder del nazismo, su familia paterna volvió a Liberia, dejando a él y a su madre abandonados a sus propios recursos y, como es fácil de intuir, con una espada de Damocles suspendida sobre la cabeza del pequeño Hans.
El milagro de la supervivencia de Massaquoi en un estado racista tiene que ver mucho con el carácter alemán. El niño poseía la ciudadanía alemana, cierto, pero también era considerado una vergüenza para el estado nacionalsocialista. Pero, a diferencia de las promulgadas contra los judíos y otros grupos "antisociales", las leyes raciales no acababan de incumbirle. La existencia de negros en Alemania (y que, además, fueran ciudadanos del Reich) era tan rara que, sencillamente, Hans se convirtió en un vacío legal. Esos dos factores le salvaron la vida. De lo que no le salvaron fue de un eterno deambular, durante todo el régimen de Hitler, por una cuerda floja en la que un paso en falso, una palabra equívoca, un gesto mal interpretado, un llamar algo más la atención de lo que ya la llamaba podían conducirle a la muerte.
Massaquoi relata todo esto con una viveza y con una sencillez encomiables. También con cierto sentido del humor, que se agradece, porque el autor no magnifica su vida como si fuera una gesta, ni la convierte en un lamento. Sencillamente, Massaquoi relata. La exclusión, la discriminación, los insultos. Su propia ingenuidad, cuando pidió el ingreso en las Juventudes Hitlerianas (y fue rechazado, claro). Lo que no puede evitar Massaquoi es el subtexto que se hace evidente, por mucho que su relato sea vital y no panfletario, y es el de una vida vivida en perpetuo miedo, en la constante consciencia de estar rodeado de enemigos, reales o posibles, y ser un inferior no por nada que haya hecho sino por ser quien es.
Repito que el relato de Massaquoi no es victimista ni enfático. Y eso lo convierte también en testigo (peculiar, pero testigo) de la vida diaria en el III Reich y del comportamiento de sus gentes. No olvidemos que Hans Jürgen tuvo compañeros de escuela, maestros, vecinos, amores y compañeros de trabajo. Las historias de esas gentes son también su historia, y sin ser sociológicamente representativas, sí son válidas como testimonio directo.
Massaquoi sufrió el régimen nazi, los bombardeos aliados, el frenesí posterior a la liberación y la rendición de Alemania. Como valor añadido, también vivió una época de la política liberiana en primera persona. Todo eso conforma el relato de Hans, y todo ello proporciona un documento único.
Aunque el relato se centre en su vida hasta poco después de su llegada a los Estados Unidos, la vida de Massaquoi no se detuvo allí. Fue periodista de la revista Ebony, y entrevistó a Martin Luther King, a Joe Louis, a Muhammad Ali, a Jesse Owens; conoció a presidentes, políticos e intelectuales. Y, según parece, tuvo una vida plena y feliz.
Pero, como dice él mismo, tenía que prestar testimonio para que lo que él soportó no volviera a ocurrir. «Los que hemos sufrido la depravación en la que puede caer un país bajo un régimen dirigido por manipuladores sin escrúpulos tenemos una deuda con los demás seres humanos: la de mantener este infame espectro vivo en la mente de la población.»
Me alegra que lo haya decidido así y pueda haberlo realizado, y espero que este testimonio, que se une a tantos otros, perdure en los estantes de las librerías y en las mentes de los lectores. Descanse en paz, Hans J. Massaquoi.
(Destined to Witness: Growing Up Black in Nazi Germany)
Global Rhythm, col. Papel de Liar
Barcelona, 2009 [1999]
Portada y sinopsis
2 comentarios:
Ésta es una de esos libros que siempre llaman la atención por sus detalles tan especiales.
Vaya qué curioso y uno pensaba que no habría negros ni en foto en la Alemania de esa época.
Me hace recordar la historia de los judíos que sobrevivieron escondidos en el mismo Berlín nazi.
Saludos
Hola, Black Arrow:
Ciertamente la historia de los judíos "camuflados" es similar, ya que vivieron en el filo durante todo el régimen nazi, pero en el caso de Hans, la cosa tenía un factor diferencial, y es que nadie era tan conspicuo como él. No podía hacerse pasar por otra cosa. De hecho, y después del bombardeo de Hamburgo, estuvo a punto de ser linchado por la gente, que lo tomó por un piloto americano capturado...
En fin, que se trata de una vida que merecía contarse...
Un saludo!
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