La Piscina de los Ahogados, de Ross Macdonald

En toda la serie de novelas protagonizadas por Lew Archer, Ross Macdonald ejerce una mirada que, a mi juicio, ha pasado inadvertida o no se ha señalado lo suficiente, como es la de hacer que su protagonista contemple, muchas veces como espectador crítico, la absoluta degradación que sobre las personas, casi siempre la familia, ejerce el dinero.
No se trata de que los ricos también lloren, sino más bien de que la mera existencia de ese dinero se convierte en motor de unas ambiciones y acciones que llegan, si no a lo criminal, sí, en ocasiones a la supeditación de todos los valores humanos de unos personajes que acaban siendo tan desestructurados como aquellos que viven en la pobreza (y a los que a menudo estos personajes desprecian).
En este caso, Maude Slocum acude a Lew Archer para que investigue unos anónimos dirigidos a su marido y que denuncian la infidelidad de ella. Ni la mujer ni el marido tienen dinero propio, siendo controlado por la suegra, Olivia, con la que viven. Además, Olivia se niega a vender sus propiedades a una compañía petrolera, una decisión que pocos parecen compartir. Junto con viejas historias y nuevos intereses de cada cual, esto desembocará en la aparición de Olivia Slocum ahogada en la piscina. Lew Archer, jamás contento con las apariencias, investigará en esta maraña de intereses familiares y exteriores, descubriendo la trama de odios, intereses y mentiras que oculta esta familia y los que la rodean.
Lo que les apuntaba al principio de esta reseña es sólo una corriente que puede percibirse en las novelas de Macdonald; cada una tiene sus propias características, como debe ser para que no se conviertan en monotemáticas. Pero su hilo conductor, el personaje de Lew Archer, es un detective que emplea la psicología de forma intensiva para moverse en sus casos. Descubriendo las motivaciones reales de los implicados, Archer es capaz de hacerse con un todo coherente (aunque muchas veces estas motivaciones sean malsanas) y convertirse en espectador de un drama casi inevitable, en el que invariablemente se convierte en defensor del más débil o, si lo prefieren, de aquel cuyos motivos tienen un fondo moral e inocente.
En este aspecto, Archer es pariente cercano del Philip Marlowe de raymond Chandler, un detective que conoce a la perfección que ley y justicia no siempre coinciden, y que frente a lo inmoral hay personas que merecen alguna protección en una sociedad materialista y despiadada hasta el punto de deshumanizar las relaciones familiares.
En este contexto, Ross Macdonald es un autor único dentro del género, alguien que supo reflejar en sus novelas el mundo de aquellos que, habiendo vivido la Gran Depresión, llegaron a la madurez durante el gran bum económico de los años cincuenta y sesenta, quedando marcados por una inversión de valores que todavía perdura hoy.

(The Drowning Pool)
con el título de La Piscina Mortal en
Eds. Forum, col. Círculo del Crimen
Barcelona, 1983 [1950]
Serie Lew Archer nº 2
Existe reedición en RBA Libros

Portada y sinopsis

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