Hombre al Agua, de Winston Churchill

No ha habido jamás un premio Nobel de literatura que se haya tomado tan a choteo como el concedido en 1953 a Winston Churchill. La primera acusación, por descontado, fue la de haberlo concedido a uno de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial en una especie de pago o premio por su vida más política que literaria. La segunda explicación, más piadosa, fue justificar su concesión por la oratoria e indudable ingenio que demostraba en sus escritos políticos. La tercera, algo más cruel, fue analizar sus tres volúmenes de memorias y llegar a la conclusión de que podrían tener todo el interés para los historiadores, pero poco para los literatos.
Sin embargo, y aunque no se prodigara, Churchill escribió unos cuantos relatos puramente literarios. No son fáciles de encontrar, pero constituyen un hallazgo feliz. Por descontado, podríamos hacer el chiste de que su autor jamás podría ganar el Nobel de Literatura, pero en su estilo no están nada más.
Hombre al Agua es un relato corto. Tan corto que resumirlo es desvelar su misterio. Pueden leerlo en los enlaces que figuran al pie de esta entrada. Baste decir que es un relato de choque, pero que también funciona a un nivel psicológico más profundo, algo estimable en un relato tan breve y escrito por una personalidad que se movería más en el campo de la acción que de la escritura.

(Man Overboard)
En Cuentos Únicos
Ed. Siruela, col. El Ojo sin párpado
Madrid, 1989 [1899]
Selección, prólogo y traducción de Javier Marías

Texto en castellano de Hombre al Agua
Texto en inglés de Man Overboard

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