La Gente de Smiley, de John Le Carré

Dentro de la serie de largo aliento que tiene a George Smiley como hilo conductor (Llamada para el Muerto; Asesinato de Calidad, un policiaco "convencional" con Smiley de protagonista; El Espía que Surgió del Frío y El Espejo de los Espías, con Smiley como personaje circunstancial) la trilogía definitiva del personaje (El Topo; El Honorable Colegial; La Gente de Smiley) es, probablemente, la cima de la ambición literaria y temática de John Le Carré.
En ella define absolutamente todo un mundo: el del Circus y el espionaje durante la guerra fría; el retrato de un mundo cambiante en el que todo conflicto ya no es "limpio", sino una lucha intestina y secreta compuesta en su mayor parte de mezquindad e inhumanidad; y sobre todo, precisa su personaje central, Smiley, y su reflejo negro, el jefe del Centro de Moscú, Karla.
En El Topo veíamos cómo debía luchar, más que contra un infiltrado soviético, contra su propio fracaso personal, y en El Honorable Colegial descubríamos a un Smiley que, puesto al frente del Circus, resultaba demoledoramente expulsado de ese mundo porque su ética ya no encajaba con una visión del mundo más cínica y despiadada de lo que Smiley estaba dispuesto a tolerar; en La Gente de Smiley tenemos la impresión de asistir a su venganza contra todo lo pasado.
Un viejo general estonio descubre que karla se ha vuelto loco: en contravención a todos los postulados de los servicios secretos, está buscando una "leyenda", una historia, un pasado creíble para una muchacha, y así poder situarla en una clínica psiquiátrica de Occidente. El general acude al Circus, pero éste lo rechaza como la reliquia in´ñutil que cree que es. Esto le cuesta la vida al general Vladimir de un disparo en la cara. Este crimen hace sonar campanas de alarma en el Circus, y se encomienda a Smiley, que había sido el enlace con la red de emigrados de Vladimir, que recoja los pedazos "sin enturbiar las aguas"; es decir, que entierre el asunto con toda discreción.
Pero Smiley siempre confió en Vladimir. Jamás éste pidió dinero, jamás vendió información. jamás intentó hacer del espionaje negocio, sino sólo una cuestión patriótica. Y, solo con sus propios medios, Smiley se las arregla para reconstruir la historia que Vladimir quería contar. Y esa historia es una oportunidad para obtener al propio Karla.
Enfrentado a esta oportunidad, el jefe de los servicios secretos británicos autorizará que Smiley realice una operación sumergida: si sale bien se le darán unas palmadas en la espalda; si mal, Smiley será tratado de espía chocho y resentido que ha emprendido una locura personal.
Y Smiley recompondrá todo su viejo equipo: Toby Esterhase, Mendel, Peter Guillam... para llevar a cabo ese chantaje definitivo, esa venganza contra Karla.
Pero, ¿es una venganza? ¿O es un fracaso personal, uno más, de Smiley? En un momento de la novela, George Smiley expresa un convencimiento ya intuido en otras novelas: que la perdición de Karla se produciría justamente por algo que Smiley no tiene, y es el fanatismo. Cuando Smiley toma conciencia de que la condenación de Karla será producto de una debilidad humana, su mundo se le caerá encima. He aquí lo impensable, Karla y Smiley hermanados, ambos combatiendo un error por ser humanos. En el caso de Smiley su debilidad por Ann, su esposa, que nubló su visión en el caso del topo Bill haydon. En el de Karla, el error que llevará a su caída.
Aquí es donde reside la grandeza como escritor de Le carré. La acción, la trama, es necesaria, pero en realidad no es lo importante. Siempre hay algo por encima, el ser humano. Y en esta faceta, Le Carré es el excelente escritor que tanto se ha tardado en reconocer que es, pero que siempre estuvo allí.
El triunfo de Smiley es en realidad un fracaso. Pero a la vez es la constatación de un cambio en el mundo que ya es irreversible, un mundo en el que conceptos como idealismo, patriotismo, incluso el concepto del "juego limpio" en el sucísimo juego de la guerra secreta, ya no tienen cabida. Un mundo en el que gente como George Smiley es el prototipo de antihéroe al que es posible respetar, la visión final que Le Carré nos transmite es en extremo pesimista, por mucho que sea real.

(Smiley's People)
Ed. Argos Vergara
Barcelona, 1979 [1979]
Serie George Smiley nº 7

Existe reedición en DeBolsillo

Portada y sinopsis

btemplates

2 comentarios:

Gregoria Leiva dijo...

Interesantísimo. Esta reseña y el blog en general.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Gregoria:
Bienvenida a este blog, y gracias por el comentario.
Un saludo!