Los Venenos, de Julio Cortázar
En este relato realista pero simbólico (y que pueden leer en el enlace que figura al pie de esta reseña), Julio Cortázar nos proporciona una visión del primer amor y también del primer desengaño amoroso, que culmina en una venganza cuasiinfantil.
Partiendo de la llegada a la casa de campo de una máquina para matar hormigas inyectando gas venenoso en su sistema de galerías del hormiguero, lentamente el autor desplaza nuestra atención a las relaciones de los muchachos que viven en la casa y las vecinas, incluyendo la visita del primo Hugo.
Queda muy claro que, aun sin ser plenamente consciente de ello, el muchacho narrador está enamorado de Lila. Es cuando descubre que Hugo es un competidor más potente, y que su amor no es correspondido, que entonces desatará su venganza contra Lila en forma de veneno que mate la planta que él mismo le ha regalado hace poco.
Lo notable de este cuento es cómo de certera es la voz que Cortázar emplea para dar al muchacho narrador personalidad, cómo hace que las relaciones se establezcan naturalmente y queden fijadas en el texto como un elemento más del paisaje del relato. Y también destaca el simbolismo tanto de la máquina envenenadora como la de los hormigueros, que trazan sus caminos y conexiones sin que nos demos cuenta de ello, enlazando a veces lugares imprevistos por todos. Ese paralelismo con las relaciones humanas no es despreciable en un relato breve pero intenso, sin aparatosidad pero con una sencillez que es en extremo difícil de plasmar en literatura.
En Los Relatos 1. Ritos
Alianza Ed., col. El Libro de Bolsillo
Madrid, 19763 [1956]
Publicado originalmente en Final del Juego
Texto de Los Venenos
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