En la Corte del Lobo, de Hilary Mantel

En 1529 Inglaterra vivía una convulsión política y sexual de primer orden. El rey Enrique VIII, sin heredero varón ni esperanzas de tenerlo de su esposa Catalina de Aragón, y enamorado (o infatuado) de Ana Bolena, exige a sus servidores todos los esfuerzos para obtener la anulación de su matrimonio y poder casarse con Ana.
El primero de estos servidores es el cardenal Wolsey, Lord Canciller. Sus esfuerzos no serán suficientes, por lo que será destituido y su cargo otorgado a Thomas Moro.
Al servicio del cardenal está un hombre singular, Thomas Cromwell. Aventurero, mercader, banquero (algunos dicen que usurero), ex mercenario, ilustrado, renacentista, flor de la abogacía, es el único que tras la caída se mantiene fiel a su amo, en una época en la que entrar en el desfavor del rey era como caer en el ostracismo.
Pero esta fidelidad no pasa desapercibida. Muerto el cardenal y con Thomas Moro incapaz de proporcionar al rey lo que desea, Cromwell es llamado cada vez más a la corte, tanto por los Bolena como por el monarca.
Es a través de esta figura que Hilary Mantel escribe la primera de una trilogía sobre el reinado de Enrique Tudor en su etapa más frenética, centrándose en Cromwell como enigma que sigue desafiando la evaluación histórica y viendo a través de sus ojos el mundo de la corte y sus intrigas.
Mantel no sólo ganó el Premio Booker (una garantía de calidad) con esta novela, sino que lo ha vuelto a ganar con la segunda parte de la trilogía, y no es de extrañar. Temáticamente, el personaje central sigue siendo un enigma, pero es probablemente el enigma más singular que transitó en su época, por su origen humilde, su educación en los modos del mejor Renacimiento y por su inteligencia y manejo del poder. A través de sus ojos cobra vida todo el mundo de la corte y del pueblo de Inglaterra, y asistimos a los juegos de poder y a las conspiraciones de influencias, a los caprichos de un rey muy humano en ciertos aspectos y demasiado rey en otros.
Sobre todo destaca una cosa infrecuente: no hay héroes en este libro. Ni aunque se centre en Thomas Cromwell la autora se ha dejado secuestrar por él. Cromwell es un arribista, es frío, calculador y vengativo; tal vez su mejor definición fuera la de ser la encarnación del príncipe de Maquiavelo, pero reducido al papel plebeyo de secretario real, con todas las nociones que el tiempo y la historia han dado al apelativo "maquiavélico".
Y sobre todo, es un libro escrito con elegancia. Los personajes pueden decir de todo, procacidades incluso, pero la elegancia de la escritura de Mantel es tal que mantiene ese ambiente renacentista, irónico y refinado que podría haber dominado una corte tan fastuosa como la de los Tudor. En ese estilo el lector se encuentra cómodo, puesto que le sitúa sin esfuerzo en la época y en el cinismo de sus personajes, que contemplan con variadas intensidades y emociones los acontecimientos de un capricho real que desembocará en una separación de la Iglesia anglicana y en una espiral de frustraciones y muertes.

(Wolf Hall)
Eds. Destino, col. Áncora y Delfín
Barcelona, 2011 [2009]

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El gran espectáculo de la Inglaterra de los Tudor. Un fascinante  desfile de deseos, ambiciones y sentimientos


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