La Nariz, de Nikolai V. Gogol

Gogol, que fue el impulsor hacia la modernidad de la literatura rusa, escribió este cuento extraño, humorístico y surrealista antes de que el surrealismo existiera, y desde entonces ha estado intrigando a todos aquellos que lo han leído.
Lo cual tiene su mérito, porque la variedad de interpretaciones es colosal, y todas parecen tener su punto de razón.
Para ponernos en situación, el relato, dividido en tres partes, se inicia cuando un barbero encuentra dentro del pan del desayuno una nariz, en perfecto estado, que reconoce como la de su cliente el consejero mayor Kovalyov. Desconcertado, sin acordarse realmente de si ha podido o no rebanar la nariz del mayor, la tira al Neva desde un puente, pero es detenido.
La segunda parte concierne directamente al mayor Kovalyov, que se despierta con una superficie plana allá donde tendría que tener la nariz. De repente se siente lleno de angustia, no por ser un desnarigado, sino porque sin nariz parece haber perdido todo aquello que constituía su vida: su capacidad de seducción, el respeto de sus subordinados y, sobre todo, su seguridad. Lo que es más, hace esfuerzos risibles para recuperarla, como poner un anuncio en el periódico, pero lo más grave es cuando ve a su nariz salir a la calle, vestida con todas las regalas de su atuendo, y en apariencia haciendo la vida normal del mutilado Kovalyov. Finalmente la policía encuentra a la rebelde nariz, pero ésta rehúsa quedarse en su lugar, y un médico aconseja no forzar la cosa, puesto que el remedio podría ser peor que la enfermedad.
En la tercera parte, Kovalyov se despierta con la nariz de nuevo en su sitio, y emprende de nuevo su vida normal, incluso con nuevas energías.
Como pueden ver se trata, en principio, de un relato cómico, por la pura comicidad de la situación; sin pies ni cabeza (y no voy a hacer el chiste fácil). Sin embargo, insisto en que las interpretaciones que puede tener son muchas, y todas pueden ser acertadas. ¿Ejemplos? Pues un crítico ha notado que, en ruso, el título original leído al revés pasa a ser "sueño", lo cual podría sencillamente ser una pista de lo que sigue en la narración.
Otros críticos han apuntado a que se trata de una alegoría de la emasculación, del complejo de castración, por el que el hombre deja de serlo cuando pierde una parte psicológicamente importante, en este caso una que le hace ser ridículo ante los demás.
A mí mismo, y sin desmerecer ni desechar las nateriores, me gusta pensar en esa imagen de la nariz vestida con abrigo y sombrero recorriendo las calles de esa "ciudad norteña" de Rusia (probablemente San Petersburgo) sin que nadie pare mientes a que sólo se trata de una nariz. La implicación de que es la regalía la que cuenta, de que las personas son indiferentes y el cargo lo relevante entronca bastante bien con el pesismismo de Gogol; por otra parte, en la Rusia zarista, llena de nepotismo, amiguismo y recomendaciones no por méritos sino por clientelismo, en muchas ocasiones más de un cargo hubiera sido igualmente eficiente si lo hubiera ocupado la nariz de alguien en lugar de la persona completa. Tal vez más. De manera que podemos también ver este cuento como una sátira política de primer orden, y una en extremo sutil.
No es mal bagaje para un relato corto, y más cuando tenemos en cuenta que ha sido un cuento aclamado por los surrealistas y que algunos han definido como precursor del realismo mágico. Pero no es extraño. Gogol fue un narrador enorme, un genio de las letras, y podía perfectamente hacer estas pequeñas joyas con una regularidad y profusión inusitadas.

(Hoc)
En El Capote y Otros Cuentos
Espasa Calpe, col. Austral
Madrid, 1972 [1836]

Texto en castellano de La Nariz

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