La Historia Oficial, de Luis Puenzo
SESIÓN MATINAL
(La Historia Oficial); 1985
Director: Luis Puenzo; Guión: Aída Bortnik, Luis Puenzo; Intérpretes: Héctor Alterio (Roberto), Norma Aleandro (Alicia), Chela Ruiz (Sara), Chunchuna Villafañe (Ana), Hugo Arana (Enrique), Patricio Contreras (Benítez); Dir. de fotografía: Félix Monti; Música: Atilio Stampone; Dir. artística: Abel Facello; Montaje: Juan Carlos Macías.
El cine argentino consiguió un Oscar con esta película, pero además de merecérselo, consiguió también ejercer una catarsis con respecto al tema de los desaparecidos, la dictadura militar, los niños robados y la toma de conciencia.
Porque, en efecto, esta película toca muchos temas, muchísimos. Todos ellos giran al respecto de una época, y eso quiere decir que su tema fundamental es la memoria histórica, tanto colectiva como individual, pero alrededor de eso se tejen los hilos de diversas facetas de esta memoria.
Alicia es profesora (justamente de historia, y una historia que es la oficial, muy distinta de la que puede encontrarse en la investigación y en la memoria) en un instituto bonaerense. Pero también es madre y feliz esposa, y justamente ese es el tema. Puesto que es estéril, su hija fue adoptada, pero ahora que soplan nuevos tiempos y aparecen a la luz historias (que no habían estado ocultas, sino que una gran parte de la población había preferido no ver), empieza a preocuparse por la procedencia de su hija. ¿Puede ser que no fuera un bebé no deseado, sino uno robado?
Sobre este argumento central, Puenzo construye una tesis sobre la toma de conciencia incluso de los más ciegos, sobre las responsabilidades por las acciones pasadas y sobre la responsabilidad de saber lo que realmente sucedió para hacerlo público y transmitirlo a las generaciones futuras, amén de unas cuantas reflexiones sobre la dignidad del ser humano.
Una película que aspira, en consonancia con su título, a que la historia oficial sea la historia real, no la que se quiere aparentar; y a fe que consigue buena parte de sus objetivos. Tal vez su único defecto sea precisamente ese querer abarcarlo todo. Hay algunos temas tratados que quedan en el aire, y que tal vez hubiesen merecido mayor detalle. Pero el metraje es el que es, y en conjunto La Historia Oficial cumple su papel de testimonio, emocionando y conmoviendo al espectador.
Tráiler:
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