Jazz Porque Sí: Art Blakey en Tokyo

Es una tremenda satisfacción escuchar la música de Art Blakey. Me gustan muchos baterías, pero Blakey es mi favorito. No sólo porque sea uno de los más grandes percusionistas que ha dado el jazz, sino porque le tengo un cariño especial como persona. Su grupo emblema, los Jazz Messengers, representó una auténtica escuela para músicos con talento que empezaban. Blakey tenía un olfato finísimo para descubrirlos, enseñarles, y mucho, a tocar, y dejarlos volar en solitario. No hay ni uno solo de estos músicos que no cuente maravillas de su aprendizaje con Blakey. Pero este aprendizaje Blakey no lo realizaba en academia, sino que lo hacía día a día, en actuaciones, grabaciones y conciertos, brindándoles la oportunidad de sentirse auténticos músicos. Semejante actitud (por lo general, un gran intérprete querrá tener a unos acompañantes correctos y dignos, o tal vez a grandes figuras, pero arriesgar con unos "novatos" es ciertamente inusual) ya es de agradecer. Pero es que además los Messengers rindieron a un nivel altísimo fuera la formación que fuera. Durante décadas, fue el grupo de jazz más consistente y un seguro de buena música allá donde fueren.
Y a Art Blakey le gustaba grabar actuaciones en directo. De hecho, presumía, y nadie le ha desmentido, de que fue el primero que decidió grabar un álbum sobre una actuación en club (grabaciones de conciertos en auditorios sí habían existido antes, pero no en clubes).
De manera que tenemos a un músico con una genialidad interpretativa, un buen sentido musical, un descubridor de grandes nombres y un intérprete al que le gustaba asumir los riesgos del directo, sabiendo que éste proporciona un plus de emoción y calor, y una realimentación entre los músicos, que se estimulan con sus compaañeros de actuación y con la actitud del público.
Por todo ello, cualquier disco de Blakey vale la pena. Y por eso lo echo tanto de menos, y me satisface que el Cifu conmemore el aniversario de su muerte con este concierto que, como todo lo que hacían los Messengers, estoy seguro que va a satisfacer las exigencias tanto del aficionado como del que empieza a introducirse en el jazz.
Los Messengers de entonces eran, nada más y nada menos, que Lee Morgan a la trompeta, Wayne Shorter al saxo tenor, Bobby Timmons al piano y Jymie Merritt al contrabajo. Con Blakey a la batería, por descontado, uno de los percusionistas más distintivos de su instrumento y uno al que se reconoce de inmediato.
Interpretarán Nellie Bly; una composición de Timmons, Dat Dere, en sonde su solo de piano es bueno, biueno, bueno; la preciosa balada 'Round About Midnight, que Lee Morgan hace más preciosa todavía con su manejo excepcional del discurso a la trompeta, sin menoscabar a Shorter, por supuesto; e, incompleto pero por poco, Night in Tunisia, tema de Gillespie, pero "marca de la casa" de Art Blakey que lo interpretó una y otra vez, bordándolo siempre.
Presten atención a los comentarios del que fue amigo de Blakey, el Cifu, y estoy seguro de que disfrutarán intensamente de este concierto.


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