Temps de Matar, de Donald E. Westlake
Donald Westlake se estableció, ya a mediados de su carrera como escritor, como el genio del policíaco humorístico, principalmente con su serie "Dortmunder", de la cual es ejemplo cumbre Un Diamante al Rojo Vivo. Sin embargo, anteriormente había sido uno de los máximos exponentes del tipo de novela negra "hard-boiled", seguidora y heredera directa de los modos de Dashiell Hammett y Raymond Chandler. Si bien es posible que se le recuerde por esa innovación que supuso la introducción del humor (y hasta la farsa) en el género, sus novelas, llamémoslas, "serias" no sólo no son desdeñables, sino llenas de potencia, argumento y fondo.
Tiempo de Matar es una de estas novelas, y una de las más duras de su autor, así como también de las más densas.
Tim Smith sufre un atentado por parte de un pistolero a sueldo, que tras fallar es asesinado. Y no será el único intento de acabar con su vida. Tim es detective privado (el único) de la pequeña ciudad de Winston, del estado de Nueva York. Por tanto, es lógico que se haya creado enemigos; aunque, por otra parte, la ciudad es tan pequeña que debe conocer a sus enemigos. Poco después se entera de que una liga de ética cívica se propone investigar la ciudad de Winston y descubrir y hacer que condenen a los corruptos, y que esta liga pretende entrevistarse con Tim, que bien podría ser la clave para descubrir lo que haya de podrido en la ciudad. Esto hace encajar los hechos, pero Tim, que efectivamente conoce la práctica totalidad de la corrupción que hay en la ciudad y puede nombrar a sus causantes, no está precisamente dispuesto a colaborar con los reformadores morales: las cosas funcionan razonablemente bien en la ciudad, y la gente está satisfecha; la corrupción existente no interfiere en la vida diaria, ni es escandalosa. Pero aún así, estos atentados pueden obligarle a reconsiderar su posición, porque, por fuerza, el inductor debe ser uno de los siete hombres que gobiernan la ciudad.
Este es un primer planteamiento de la novela, el personal referido a Tim y su postura ética frente a la sociedad. Sin embargo, Westlake no acaba aquí el tema de su novela. Las cosas irán subiendo de tono, la tensión en la ciudad se hará creciente, y empezarán a formarse bandos enfrentados. Asistimos por tanto al inicio de una auténtica revolución, que desembocará en guerra. Y ya se sabe que las revoluciones gustan de devorar a sus hijos.
Westlake se muestra maestro en este género duro y descarnado. Los hechos acontecen sin ningún respeto por las personas; las conclusiones se suceden con lógica implacable, tan implacable que cuestan amistades, vidas, cargos, paz social; y el hecho de una pequeña intervención, tal vez bien intencionada, desencadena todo un infierno que arrasa con todo. Es una novela dura, muy dura, sin apenas esperanza, sin dejar apenas espacio al raciocinio, en un juego de ambiciones cruzadas y de cambios de poder que se hace real en estas páginas como un mal sueño.
Westlake, en efecto, fue el maestro de la novela negra humorística. Pero también lo fue cuando se trató de declarar cosas bien serias, como lo que nos propone en esta novela, bien titulada Tiempo de Matar.
(Killing Time)
Eds. 62, col. Seleccions de la Cua de Palla
Barcelona, 1987 [1961]
Prólogo de Xavier Coma
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