En Costas Extrañas, de Tim Powers

(On Stranger Tides)
Ed. Gigamesh
Barcelona, 2001 [1987]

Si recuerdan, Piratas del Caribe, en teoría basada en una atracción, tiene como seña característica un barco pirata cuya tripulación está integrada por zombies. Unas aventuras gráficas para ordenador, la afamada (con toda justicia) serie de Monkey Island, tiene como protagonista a un joven que se enfrenta a una tripulación pirata... compuesta de zombies.
Pero dejemos al amanerado Jack Sparrow y al fanfarrón e ingenuo Guybrush Threepwood. En esta novela de Powers aparece una tripulación de zombies. No voy a discutir si hay plagios mutuos o si son casos de evolución paralela. No soy abogado. Al parecer, la piratería caribeña y el vudú son combinaciones muy atractivas, tan inseparables como el ron y la bandera negra. El caso es que En Costas Extrañas hay mucho más que zombies.
Powers es un especialista en el pastiche histórico. Su método es introducirnos en una época y generar un villano que, mediante las artes nigrománticas, se convierte en un adversario formidable.
Por repetitiva que pueda sonar la fórmula, hay que reconocer que Tim Powers la ejecuta, en sus diversas formas, de una manera que ni parece forzada ni resulta inverosímil. Su gran cualidad es introducirnos en la época, en la aventura, en la fantasía o en el terror con una naturalidad que eleva su estilo por encima de las novelas de género.
Un tipo como Barbanegra, que se presentaba al combate con mechas encendidas entrelazadas en la barba y el pelo y cargado de pistolas y que ya era definido por la prensa de la época como "diabólico", está a un paso de la magia negra. Lo lógico era dar ese paso. El vudú se impuso como culto caribeño coincidiendo con la edad de oro de la piratería. Lo lógico era integrarlo.
Pero el mérito de Powers no es sólo aprovechar estas ideas (que podrían ser sólo extravagancias u originalidades) sino el ser un buen narrador que con estos y otros mimbres fabrica un cesto resistente y hasta estético. Tim Powers conoce todos los mecanismos de la novela de aventuras, la histórica y la fantástica, y los conoce tan bien que sabe cómo dosificarlos y ponerlos en marcha. Las mayores críticas que se han dirigido al autor van en el sentido de que podría haber hecho una novela decente con tan sólo uno de estos elementos (histórico; de aventuras; fantástico). Pero, si Powers se divierte haciéndolo a su peculiar y propio estilo y si, más importante aún, nos divierte a nosotros, ¿por qué deberíamos renunciar a ello?

btemplates

7 comentarios:

Lluís Salvador dijo...

El otro día escuché, por enésima vez en mi vida, a un escritor reivindicando lo trascendente en la literatura y pidiendo a gritos la expulsión y el olvido de la narrativa de entretenimiento. Esta actitud pedante, chulesca y francamente despreciativa hacia el público que les da de comer (o que no les da de comer, y ahí les duele) es tan repugnante que todavía me sonroja escucharla, porque además es tan vieja que ya tendría que haber caído en el olvido. Cada año surgen obras profundas, inherentes al alma humana, que compiten, y ganan, a obras de entretenimiento, tan diganas como ellas. A los buenos escritores les importa un bledo competir, porque saben que, a poco que tengan suerte, van a destacar y van a quedarse allí, si siguen manteniendo la calidad. Lo hacen porque saben que, en el fondo, el público no es tonto. En cambio, esos mediocres siempre tengo la impresión de que el único sentimiento humano que llegan a dominar es la envidia. Ese, y el concepto de que la gente (el resto de la gente) es idiota. Y no se dan cuenta de que, por inmadurez o por incapacidad, los únicos idiotas son ellos.

Veronika dijo...

¡Hola! he entrado a conocer el blog siguiendo el rastro de migajas que siempre deja internet. Ha sido un gusto poder hacerlo.

Estoy de acuerdo en que la literatura no tiene que ser siempre "seria"; creo que es mezquino y casi diría ingenuo juzgar a un libro por el género al que pertenece. También es cierto que ahora que tengo menos tiempo disponible para leer, me he vuelto más selectiva con mis lecturas... Ya no me conformo con el simple entretenimiento. Pero se trata de momentos; es como la relación que tengo con la música, no siempre estoy de humor para múscia clásica, a veces sólo quiero oír pop. En la diversidad está la vida, y los libros no tienen porqué ser la excepción.

No he leído nada de Tim Powers. He visto La maldición del Perla negra (o Los piratas del caribe) y he jugado al Monkey Island (cosas de tener amigos y novios adictos a la PC). La próxima vez que esté buscando algo condimentado para leer, lo tendré presente.

Saludos!

Lluís Salvador dijo...

Gracias por tu comentario, Veronika. Espero que te guste el libro, si tienes ocasión de leerlo.
Y me parece completamente adecuado el símil que empleas con la música. No sé quien dijo "No se puede vivir toda la vida a base de madrigales isabelinos".
Hasta pronto.

Magda RB dijo...

Hola,

No se si ésos autores despotrican contra literatura que en realidad poco tiene de literatura (aquí entraríamos en un viejo debate) pero a mi si que me da rabia que a veces personajillos de moda digan que han escrito un libro como si tal cosa fuera tan fácil. De seguro que estos personajillos son listos si no poco les duraría ser famosos pero entiendo el desprecio que algunos puedan-podamos sentir hacia ciertos "autores".

Aunque tal vez no te refieras a este tipo Lluis, no lo sé.

Un saludo,

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda:
Veamos... Hansel y Gretel, por muy cuento alegórico que lo queramos considerar, o por muchas interpretaciones freudianas que le demos, es un cuento para niños que se ha probado inmortal. Podemos buscar todas las interpretaciones posibles al Huckelberry Finn, o a la Isla del Tesoro, o al Jekyll & Hyde, pero eso son subtextos. El texto principal es una aventura juvenil, una aventura marinera, y un texto destinado a poner la piel de gallina a todo quisque. El único requisito para ser una obra literaria es que esté bien escrito y cumpla su función. Después, si tiene subtexto, mejor, y si no, pues adelante. Nadie discute la maestría de Una Noche en la Ópera, pero nadie le ha buscado tampoco expresiones existencialistas. Como máximo, ser surrealista avant la lettre.
No, a lo que me refiero a aquellos que abogan por la trascendencia en la literatura, y el resto, a la gehenna, al ostracismo y al desprecio. A mí, que un individuo reivindique su obra diciendo que es una adecuada y profunda inmersión en el alma humana me sirve de bien poco, si es aburrido, previsible e insustancial. Pero la historia de un psicópata asesino, si está bien escrita, me puede explicar más cosas sobre el alma humana que cien novelas superficiales y cargadas de tópicos y situaciones recurrentes.
A eso me refería, a los soberbios. Porque se consideran por encima del resto de la gente y porque se empeñan en "enseñar" mediante sus escritos. Si tanto empeño ponen en ello, que se dediquen a la enseñanza. Pero que nos dejen leer lo que nos dé la gana y, sobre todo, equivocarnos solos, porque ya somos mayorcitos.
Un saludo.

Magda RB dijo...

Ay, Lluis, más vale que a la enseñanza no se dediquen a menos que queramos próximas generaciones de estudiantes que vean la literatura como algo lejano y aburrido. Recuerdo en una escena de una película de Woody Allen que en la cola del teatro él le explica a su amiga el significado de la obra y el señor que está delante de ellos en la misma cola le dice que no, que él es profesor y da clases sobre el tema y que no es así, entonces Woody Allen saca de detrás de una planta al autor original que le dice al profesor que más vale que se retire porque está diciendo tonterías sobre su obra...

Quien pudiera hacer algo así en la vida real, no crees?

Lluís Salvador dijo...

¿Y qué diferencia hay con la enseñanza actual? Los estudiantes salen con el convencimiento de que la literatura es lejana y aburrida. Por lo menos, tendríamos a los pedantes controlados... "Disculpe, ¿usted se dedica a?" "Profesor de literatura" "Ah, bueno, así se explica"
Un saludo.