El Calamar Opta por su Tinta, de Adolfo Bioy Casares
En De la Forma del Mundo y Otros Relatos
Ed. Aguilar
col. Relato Corto
Madrid, 1995 [1962]
Hace ya muchos años, un servidor coleccionaba relatos relacionados con los Mitos de Cthulhu. Esa ¿obsesión? desapareció hace largo tiempo, pero dejó en mi biblioteca una serie de cuentos que, más o menos relacionados con la temática lovecraftiana, no pueden por menos que representar una buena muestra de lo que podríamos definir como la reacción humana ante el extraño.
En un pueblo del interior de la Argentina, unos hechos misteriosos intrigan a esa pequeña comunidad, hasta hacerse patente que están relacionados con la llegada de un ser extraterrestre que puede representar la salvación de la humanidad. ¿El final? Es un cuento de 15 páginas... hagan el esfuerzo.
Pese a lo recurrente del tema en la ciencia ficción, Bioy nos sorprende con un cuento naturalista, casi criollo, en un ambiente provinciano que continúa aún después del descubrimiento del extraterrestre. De ahí el tono humorístico que toma el relato. Pero no se confundan, Humorístico puede ser pero, en broma en broma, Bioy va soltando reflexiones como hay que soltarlas, no como losas sino como parte del camino narrativo.
Y, en fin, hablar de Bioy Casares casi siempre es hacerlo, según parece, de un escritor que se llamó "Jorge-Luis-Borges-Adolfo-Bioy-Casares". A Bioy no se le ha hecho (a pesar del premio Cervantes) suficiente justicia. Es un narrador como la copa de un pino. Un literato que (como demuestran los diálogos de este cuento) ejercía su arte con naturalidad y dominio, y que (para aquellos a los que el primer elemento del binomio Borges-Bioy no les apetezca) en absoluto posee el barroquismo de Borges, adoptando un estilo tal vez menos florido, pero igualmente genial. Si Borges no hubiera existido, Bioy sería mejor recordado. Para los que estamos en el secreto, Bioy Casares es uno de aquellos grandes entre los grandes.
7 comentarios:
Irritante edición la de Aguilar, con 48 notas en 15 páginas, empeñadas en aclarar todo, creer que los diccionarios han desparecido de la faz de la Tierra o considerar que el lector es tonto. Cuando se hace una edición así, lo juicioso es incluir un glosario al final o principio del libro, no llenar el texto de números voladitos. Por fortuna, existen otras ediciones de este cuento.
Pues fíjate que no tenía yo tan buen concepto de Boiy casares, y es cierto que quizá lo que tenía eran más prejuicios que opiniones, pues no recuerdo que leí que no me gustó.
Hoy mismo le doy una nueva oportunidad.
Gracias por la recomendación (ya podrás decir que tu blog ha cambiado las lecturas de tus lectores)
Bueno, amigo Barak, no pretendo cambiar los gustos de nadie. Si acaso, con descubrir un libro que guste a alguien y que de otra manera no hubiera sido leído me conformo. Y no es poco. He citado un cuento breve de Bioy precisamente porque permite una degustación, pero tiene obras "mayores". Por ejemplo, "Diario de la Guerra del Cerdo". De todas maneras, si le tenías cierta manía, revisa tu opinión con relatos. Así, si no te gusta, pierdes menos tiempo.
Y si no te gusta Bioy Casares, tampoco pasa nada, ¿eh?
La verdad LLuis, que no me ha gustado... lo siento pero no.
He cogido la selección de cuentos, y cuando cuenta, lo hace siempre en ese tono de relato en tercera persona en pasado, sin entender muy bien nunca dónde va la historia, y normalmente no va a ningun lado... no, lo siento poreo no me ha convencido.
Qué se le va a hacer, es lo que tienen los libros, que dependen de quien los lea...
Bueno, pues eso: aunque la lectura tiene similitudes con la minería, no siempre nos ponemos de acuerdo en si el mineral hallado vale la pena o no. Tal vez porque buscamos cosas diferentes, a veces. De todas maneras, sigo considerando que este relato tiene virtudes. Lo que comentas del narrador en tercera persona (ese omnisciente, como se llama a veces), permite al autor seguir las evoluciones de todos los personajes, íntimas y públicas, mientras que la narración en primera persona muchas veces resulta falsa, porque el escritor "hace trampas" y nos revela cosas que el narrador sólo podría suponer. El tiempo pasado, en esta historia, para mí le da un sabor a crónica, bastante agradable. Y en cuanto al mensaje argumental, me parece irónico y a la vez plantea cuestiones curiosas sobre la estupidez o no del ser humano y sobre la estupidez o no del extraterrestre.
Pero encantado de tenerte por aquí comentando, a favor, en contra o como quieras.
Un saludo y hasta pronto. ¡Ah espero que haya ido bien por Berlín!
Hace tiempo leí "La invención de Morel" y me pareció una obra muy bella. La isla desierta,los hologramas con alma paseándose por los paisajes de estampa veraniega. Dos soles y dos lunas. Un amor artificial, la fe puesta en el futuro para conseguir que dos almas se unan. Precioso.
A mi me gusta mucho caminar por la playa. Sobretodo en invierno, antes de que lleguen los turistas y te los encuentres hasta en la sopa. A veces, mirando el paisaje, me gusta imaginarme que esa máquina existe.
Hola, Olivia:
La invención de Morel la tengo muy lejana en el tiempo... Debería releerla. Pero me cuesta ver a Bioy tan Relajado y color de rosa, no sé... Siempre ha tenido un punto de pesimismo inherente.
Un saludo!
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