Cómo Escribir Relatos Policíacos, de G. K. Chesterton

«En cierta ocasión conocí a un hombre que se quedó sinceramente horrorizado al descubrir que yo escribía relatos criminales y que incluso los leía, y el incidente siempre me ha interesado porque fue la única persona a quien he conocido que después resultó ser un criminal.» Una frase como esta, llena de ingenio, deliciosamente expresada y con más carga de fondo de la que aparenta en realidad, justificaría por sí sola la lectura de este libro. Pero estos pensamientos eran típicos de Chesterton, y una y otra vez encontraremos en estos ensayos frases de este u otro cariz que merecerían ser citadas y antologizadas. La verdad es que G. K. Chesterton no fue sólo el autor de el Padre Brown, ni tan siquiera tan sólo un literato, sino un auténtico genio que vertía, en todo lo que escribía, una filosofía, un pensamiento, una visión del mundo que nos motiva a la reflexión y nos hace más sabios.
El presente libro no es un manual de escritura, sino una colección de ensayos y artículos que tienen como elemento común el de tratar del relato policial. Sin embargo, y en el aspecto técnico, no resultarán del todo inútiles al aspirante a escritor, aunque principalmente se dirijan a la forma del relato problema o detectivesco (aun cuando Chesterton intuye que el relato policial debería evolucionar hacia lo social, una intuición magistral realizada en una época en la que la novela negra no tenía ni tan siquiera una perspectiva de existencia. Una nueva muestra de la clarividencia del autor).
«Debido a una curiosa confusión, muchos críticos modernos han pasado de la proposición de que una obra maestra puede ser impopular a la proposición de que si no es impopular no puede ser una obra maestra. Es como si dijésemos que, como un hombre inteligente puede tener un impedimento en el habla, uno no puede ser inteligente si no tartamudea.» Chesterton fue uno de los pocos partidarios en su época de los relatos de detectives, que eran denostados desde su aparición, y uno de los pocos que no se avergonzó ni de escribirlos ni de ensalzarlos. Su propia ficción pervive como un hito del género, sólo por debajo (pero muy poco por debajo) del Sherlock Holmes de Conan Doyle. Su entusiasmo puede parecer desmesurado, sobre todo cuando se refiere a obras que ya hace tiempo duermen el sueño de los justos y que no merecerían ser reeditadas, pero cuando Chesterton defendía estos relatos lo que estaba en verdad defendiendo era una forma de narrar la lucha del bien contra el mal, un vehículo para ensalzar al ser humano en lo que tiene de bueno y decente, precisamente contraponiéndolo a los puntos más bajos a los que puede llegar.
Leer estos ensayos no es adentrarse en el género criminal. Es leer una filosofía de vida y de escritura, escuchar las opiniones bien razonadas de quien fue una de las primeras mentes de su época, es escuchar una apasionada defensa del ser humano y contemplar una mirada amable y comprensiva sobre los actos de la humanidad. Siempre con una expresión literaria deslumbrante y clara, llena de humor, que sorprenderá a quienes se acerquen a él pensando encontrarse con una antigualla del cambio al siglo XX, y que será, para aquellos que ya conozcan a Chesterton, como el reencuentro con un viejo y buen amigo.

Acantilado / Quaderns Crema
Barcelona, 2011 [varias]
Trad. de Miguel Temprano García

Portada y sinopsis


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