Solo Ante el Peligro, de Fred Zinnemann
SESIÓN MATINAL
(High Noon); 1952
Director: Fred Zinnemann; Guión: Carl Foreman, basado en el relato The Tin Star, de John W. Cunningham; Intérpretes: Gary Cooper (Marshal Will Kane), Grace Kelly (Amy Fowler Kane), Thomas Mitchell (Alcalde Jonas Henderson), Lloyd Bridges (Ayudante del del marshal Harvey Pell), Katy Jurado (Helen Ramírez), Otto Kruger (Juez Percy Mettrick), Lon Chaney Jr (Martin Howe), Henry Morgan (Sam Fuller); Dir. de fotografía: Floyd Crosby; Música: Dimitri Tiomkin; Cantante: Tex Ritter; Montaje: Elmo Williams, Harry Gerstad.
Esta obra maestra, que hoy vemos como lo más natural del mundo (aunque conservando toda su tensión original) fue sin embargo recibida con bastante acritud. No por su mensaje político (o su alegoría política, de la que hablaremos más tarde), sino porque no contenía apenas ninguna de las convenciones del western a la que estaban acostumbradas las audiencias. Se la veía como una película "rara", demasiado dialogada, poco activa.
En realidad es todo lo contrario, y es una de las películas más tensas que se han realizado jamás. La historia del sheriff local que, el mismo día de su boda (y en el que se ha retirado del cargo), se entera de que el bandido al que llevó a prisión ha salido de ella y llegará en el tren del mediodía. En un principio, se va de la ciudad con su recien casada, pero pronto llega a la conclusión moral de que debe cumplir su deber, aunque ya no esté oblifgado a ello, y proteger a los ciudadanos.
Entonces será cuando el desengaño se hará patente. Todos le volverán la espalda, atemorizados por el pistolero y sus secuaces y las represalias que puedan ejercer. Porque estiman sus vidas más que otra cosa, y porque consideran que, si no huye, el sheriff se puede dar por muerto.
En este terreno, el tratamiento temático se vuelve genial. Zinnemann escoge hacer una película casi en tiempo real, y la presencia de los relojes en el filme es constante. Pero, además, como indicador del paso del tiempo, tenemos una espléndida música de Dimitri Tiomkin y el propio andar característico de Gary Cooper.
Un Gary Cooper espléndido. Para aquellos que no le consideran un buen actor, o uno de registro limitado, pueden ver esta película y comprobar que no es así. La expresión de angustia de Cooper, al que este filme le pilló en la edad adecuada para representar a un hombre ya vivido y cansado, al que no le falta más que un último desengaño, esa expresión angustiada, transmitida con la mirada, es total.
Y unas palabras sobre el mensaje político. Se ha querido ver en esta cinta un mensaje anti-maccarthista. Si lo observamos bien, podría ser también un mensaje pro-maccarthista. Sólo que su director no es lo que podríamos llamar un derechista militante. En suma, lo que decantó la balanza fue que tanto unos como otros decidieron que era una alegoría contra la caza de brujas. En realidad, se trata de una historia intensamente moral sobre el compromiso, la responsabilidad, el servicio y la dignidad.
Y una película que sigue en la cima de la cinematografía.
Tráiler:
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