Good Lady Ducayne, de Mary Elizabeth Braddon

Bienvenidos a la más pura literatura popular victoriana. Braddon, autora prolífica y que se recuerda principalmente por su novela El Secreto de Lady Audley, tal vez no tenía un estilo demasiado remarcable, pero cuando alguien como William Makepiece Thackeray declaró que "si tuviera el don para la trama de la señorita Braddon, yo sería el más grande autor de la lengua inglesa", quiere decir que sus obras no son precisamente desdeñables.
El relato lo pueden leer en los enlaces al pie de esta reseña. Si lo hacen, verán lo que les decía sobre las características victorianas: unas diferencias de clase bien marcadas, una historia de redención social (muy supeditada al matrimonio, algo también típico), una protagonista femenina desvalida y una moral rígida y con energías para hacer que sea inamovible en su derecho universal de justicia. Y, por supuesto... una historia de fantasmas. Aunque en este caso el protagonista no sea un fantasma, sino un vampiro, aunque ciertamente no uno sobrenatural.
Es curioso observar los elementos de esta historia vampírica y comprobar cómo Bram Stoker (que no publicaría Drácula hasta 1897) que al parecer había leído todo lo legible sobre vampiros, los emplea: el semisueño placentero pero inquietante del ataque, un amago de cazavampiros; el cortejo que rodea al monstruo; los elementos señoriales que lo envuelven...
Si bien el final es ciertamente anticlimático y hasta decepcionante, la atmósfera creada por M. E. Braddon es una que anticipa muy correctamente todas las convenciones del género que Stoker plasmaría en su novela sobre el conde transilvano. Y como tal antecedente, Buena Lady Ducayne es un relato que merece la pena ser leído.

En The Penguin Book of Vampire Stories
Penguin, col. Fiction
Londres, 1987 [1896]
Ed. de Alan Ryan

Texto en inglés de Good Lady Ducayne
Texto en castellano de La Buena Lady Ducayne, en el blog El Espejo Gótico

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