Carta de una Desconocida, de Stefan Zweig
El supuesto de esta novela es simple. Con el pretexto de una carta sin remite y sin firma llegada a manos de un escritor (al que, en el eterno juego de las apariencias que es la literatura, es fácil ver al propio Zweig, aunque su biografía tal vez lo desmienta), el autor relata una historia de amor bellísima, hecha de desencuentros y de identidades no reconocidas: Aunque, como veremos, hay mucho más.
Esta desconocida es una niña de trece años que se enamoró a primera vista, y aun antes, de este escritor que vino a vivir a su mismo rellano. En realidad, esta mujer no será tan desconocida; en el transcurso de su vida, se cruzará de manera íntima dos veces con el escritor. Pero éste no encontrará en ella a esa niña, ni después a la mujer a la que abordó en la calle; será desconocida, pues, no tanto por el reconocimiento físico como por la incapacidad de descubrir el amor intenso e invariable que esta mujer le profesó.
La mujer escribe después de que su hijo haya muerto. Y en una sentencia terrible, anuncia que si se está leyendo esta carta es porque ella ya no existirá tampoco. Hemos dicho que la estructura de esta novela es simple: un párrafo introductorio y otro final, y en el centro la carta. Sin embargo, con una mesura intangible, Zweig empieza a narrar en esta misiva una historia múltiple. No sólo la de un amor imperecedero, sino también la historia de la mujer, la del escritor que se contempla a sí mismo a través de la mirada de ella, la de una tragedia doble (la del fallecimiento de la mujer a la que no supo reconocer en su amor y la del fallecimiento de su hijo también ignorado), la de una existencia despreocupada que lo seguiría siendo si no fuera porque, después de leída la carta, esta existencia anterior se antoja vacía, equivocada en su falta de percepción de lo más noble que se puede haber cruzado en ella y, lo que es peor, una vida que ahora se aboca al vacío de la ausencia.
Porque el drama profundo (aparte de los que se relatan) es que, a este escritor, esa mujer le atraía. En dos ocasiones independientes, sin reconocerla, fue él quien se acercó buscando poseerla. Y no quiso, no supo o no pudo reconocer la posibilidad de eternidad en ella.
Esta novela es un prodigio de menos de cien páginas. En ella, con una sencillez de lenguaje y densidad de contenido admirables que sólo cabe atribuir a una elección excepcional de las palabras, Zweig consigue condensar un sentimiento en una vida, tanto más intenso cuanto más breve, y sin embargo invocar la sensación de atemporalidad, en una de las más bellas historias de amor jamás escritas.
(Brief einer Unbekannten)
Ed. Acantilado, col. Narrativa del Acantilado
Barcelona, 199814 [1922]
Trad. de Berta Conill
Portada y sinopsis
1 comentarios:
Hola, Leticia:
Bienvenida a este blog.
Bueno, voy a confesarte que estos comentarios son los que me gusta más tener en el blog. Es difícil que la gente comente, pero el que escribe las reseñas siempre espera que éstas animen a la lectura, y que después de leído el libro, vuelvan a pasar por aquí para decir si les ha gustado o no, y para disentir o estar de acuerdo con la reseña.
Poco tengo que agregar a tu aporte, que es casi una reseña en sí misma, salvo decir que estoy muy de acuerdo contigo, y agradecerte que compartas tus sentimientos durante y tras la lectura.
Espero poder reseñar nuevos Zweig dentro de poco.
En cualquier caso, gracias de nuevo por el comentario y el aporte, y mis cordiales saludos!
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