Roman Games, de Anne Gay
Un relato ciertamente singular, Juegos Romanos (título con múltiples sentidos: no sólo evoca los juegos circenses de Roma, sino que tienen que ser romanos porque el relato tiene algo que ver con la Iglesia católica romana) tiene las virtudes de ser un cuento basado en la conocida y debatida premisa de si los dioses, monstruos, dragones y otros seres míticos tienen existencia según lo mucho que se crea en ellos o no; además, tiene el buen sentido de presentarse, como dicen los británicos "tongue in cheek", con una pizca de humor que lo aligera y ayuda a que la narración llegue a puerto, es decir, al lector. Y tiene el acierto de estar situada en época contemporánea, lo que la hace diferente a la mayoría de la fantasía que se estila comúnmente. Ciertamente, repito, es un relato singular, y eso es de agradecer.
Una monja irlandesa, la hermana Thomas, viaja en tren de regreso a Irlanda tras haber pasado una época en el vaticano y haber fracasado en ese viaje, que esperaba sirviera para fortalecer (o incluso adquirir) su fe. El hecho de que sea una monja irlandesa tiene su importancia, puesto que Irlanda, a pesar de ser el bastión católico de Europa occidental, desde siempre y desde los inicios ha mostrado cierto sincretismo con las leyendas locales. a población, podríamos decir, si bien cree en el catolicismo, también se educa en el mundo de hadas, dragones y otras criaturas que pululan (en una superpoblación que asombra) por el folklore irlandés.
El caso es que, tras este fracaso, la hermana se halla en ese tren. Pero vigilándola, también está un dragón que vive en los Alpes, y que hace muchos años que no ha comido carne humana.
A partir de ahí, Anne Gay desarrolla una narración ágil puesta en términos de confrontación deportiva, con sus marcadores parciales al final de cada "asalto", en la que la hermana Thomas mide sus fuerzas con ese dragón (o mejor dicho, dragonesa) según sabe y puede, aunque con el inconveniente de saberse sin fe. Pero incluso sin fe, los milagros pueden producirse, e incluso se puede rezar para que el milagro de obtener la fe se haga realidad.
El relato, como hemos dicho, es ágil, bien temperado, medido, divertido y sin embargo con algo que decir al respecto de ciertas cuestiones como la pervivencia de los mitos y las figuras religiosas contemporáneas y, porqué no, acerca de lo que la religión exige y lo que la gente puede dar. Un cuento original y poco frecuente en la ficción de género, que pueden ustedes leer (por desgracia, sólo en inglés) en el enlace al pie de esta reseña, cortesía de su autora, que lo tiene publicado en su página web.
En Demons & Dreams. The Best fantasy and Horror 2
Legend / Random Century
Londres, 1990 [1988]
Texto en inglés de Roman Games, en la web de la autora
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