Per Amor a Imabelle, de Chester Himes

(For Love of Imabelle)
Eds. 62, col. El Balancí
Barcelona, 1987 [1957]
Serie Coffin Ed Johnson y Grave Digger Jones nº1

Chester Himes es el creador de la novela negra afroamericana. Nacido en Jefferson City, Missouri, acabó emigrando a París (donde se publicaron sus novelas) y finalmente a Moraira, España, donde murió en 1984, un periplo hacia Europa que siguieron muchos escritores y jazzmen de raza negra (en la época, ser negro y vivir en Estados Unidos no era ninguna bicoca).
Sus obras son reflejo de la sociedad negra estadounidense, de tal manera que acaban por tener como un protagonista más al Harlem de su época: «Si miramos en dirección este desde las torres de la iglesia de Riverside, que se alza entre los edificios universitarios cercanos a las elevadas orillas del río Hudson, veremos un valle lejano como olas de tejados grises que distorsionan la perspectiva y hacen que parezca la superficie de un mar. Bajo la superficie, dentro de las turbias aguas de edificios pestilentes, una ciudad de gente negra se convulsiona desesperadamente por vivir, como un cardumen de millones de voraces peces caníbales. Bocas ciegas que se comen las propias entrañas. Mete la mano y sacarás un muñón.
»Esto es Harlem.»
Su ficción se caracteriza por un tono descomunal y surrealista, pero de un surrealismo que nos deja intranquilos porque, por lo que sabemos y hemos visto, su exageración de formas, instituciones y tipos puede no estar muy por encima de la realidad.
Ha sido definida muy apropiadamente como poseedora de un humor color café fuerte, y buena prueba de ello son los protagonistas (a veces incidentales, a veces director) de gran parte de sus novelas, los policías Coffin Ed Johnson y Grave Digger Jones (literalmente "Ataúd" Ed Johnson y "Enterrador" Jones) que, además, no son ningunos héroes, como descubre el lector con rapidez, entre otras cosas porque en la ficción de Himes se pueden hallar algunos antihéroes, pero jamás un tipo totalmente redimible.
Por Amor a Imabelle es la historia de Jackson, un negro corto de entendederas pero (¿por qué "pero"? Precisamente por ello, diríamos) enamorado perdidamente de Imabelle, una buscona que va a lo suyo por la vida. A Jackson, con la complicidad de Imabelle, le estafan 1.500 dólares mediante el viejo timo del papel para hacer dinero. En una serie de equívocos cada vez mayor, Jackson se embrolla cada vez más en problemas que hacen que tenga que recurrir a su hermano gemelo Goldy, drogadicto que se gana la vida travestido de monja pidiendo dinero para unas obras de caridad inexistentes. Si les parece extremo, les diré que sólo hemos llegado al capítulo cuarto de un total de veinticinco.
Leer una novela de Himes es un ejercicio de desorbitar los ojos ante lo increíble, si no fuera porque todo mantiene la impresión de ser inquietantemente real y plausible (y lo peor es que si uno avanza por la prensa y la crónica de la época, descubre que es real), y por un humor negrísimo que hace avanzar dinámicamente la narración. Pero se lo advierto: si Quentin Tarantino no ha leído a Chester Himes, desde luego debería hacerlo, aunque sólo fuera para descubrir que nada de lo que ha realizado es totalmente nuevo. Hubo un escritor que lo hizo antes, de forma insuperable, y que se llamó Chester Himes.

Portada y sinopsis de la edición castellana

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