Moby Dick. La Atracción del Abismo, varios autores
La fórmula no es nueva, pero cuando está bien realizada es impagable. Y este libro está perfectamente realizado.
La fórmula es la de reunir a una serie de autores, ilustradores y artistas alrededor de una obra o de un escritor y así componer un volumen que sirva tanto de homenaje como de celebración. En el caso de Moby Dick, el homenaje y la celebración son importantes, pero también lo es desvelar los secretos de una obra que es más conocida que leída.
En efecto, y este es uno de los grandes misterios de la obra cumbre de Melville, todo el mundo conoce la existencia de una ballena blanca, todo el mundo sabe quién es el capitán Ahab y más o menos una gran mayoría sabe cómo hay que llamar a su protagonista ("Llamadme Ismael", dice la primera frase del libro), pero leerlo, lo que se dice leerlo, pocos lo han leído. Y una buena parte de los que lo han hecho han pasado por una versión recortada, condensada o editada. Al fin y al cabo, Moby Dick es un libro extraordinario, pero también único en su estructura narrativa, que sigue desconcertando al lector.
En todo caso, estos homenajes cumplen una doble función, y es la de acercar a posibles lectores a la obra y a los que, como yo y los autores la han leído, regocijarnos en una comunión con otros que aman la obra de Melville y evocar visualmente los pasajes de la novela.
En el aspecto visual, este libro invita a la contemplación pausada y detallada. No sólo los artistas son variados, sino que las ilustraciones, cuidadosamente seleccionadas, son excelentes.
En cuanto a los contribuyentes de textos, por supuesto, la calidad varía. Los hay notabilísimos, si bien conocidos, como los de Muñoz Molina o Pérez-Reverte (da igual, leerlos en conjunción con los demás que los acompañan les da una nueva dimensión), otros que representan una aportación refrescante, como los de José Luis Garci sobre Ray Bradbury, que fue el guionista de la versión fílmica de John Huston, o el de Constantino Bértolo sobre la edición ilustrada por Rockwell Kent. Otros son informativos, como el que nos recuerda que parte de la película ya citada se rodó en las Canarias, o el de Raúl Guerra Garrido sobre el tamaño de Moby Dick. Otros muchos se dedican a cubrir cualquier aspecto de Melville y su obra cumbre, incluyendo las adaptaciones cinematográficas, los ilustradores de los libros o las novelas gráficas que han surgidos sobre y alrededor de la novela de la ballena blanca. Más un capítulo final de miscelánea y curiosidades que descubre festivales, lecturas de la obra en internet (Moby Dick Big Read, patrocinado por ese aficionado absoluto y genial que es Philip Hoare) y otras muchas cosas.
En fin, pasar por este libro es un auténtico placer para aquellos enamorados de Moby Dick; además, espero que cree muchos lectores; la obra de Melville lo merece.
Ilarión Eds. y Asoc. Cultural Graphiclassic
Madrid, 2013
Portada y sinopsis
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