Brumas del Franquismo: el Auge del Cine Negro Español (1950-1965), de Francesc Sánchez Barba
Sánchez Barba realiza con este libro un exhaustivo estudio sobre el cine negro español en su época de máximo esplendor, un cine que, a diferencia de sus contemporáneos del resto del mundo, tenía una característica que lo hacía muy especial.
Este rasgo distintivo fue el ser un cine de género sometido a una férrea censura moral e ideológica, lo cual provocaba la paradoja de que un cine que, como texto o subtexto, aportaba una cierta medida de la moral de la sociedad, aquí se encontrara sujeto a unos postulados más bien irreales: la bondad de la pena de muerte, el crimen como extravío moral y alejamiento de los valores sacrosantos del régimen (religión, patria, familia...) y nunca causado por desigualdades sociales, el final omnipresente de que el crimen siempre paga, la actuación ejemplar de la policía (y la inexistencia de la figura del detective privado, algo prohibido), etc.
Claro que, como veremos, incluso con estas limitaciones este cine se las arregló para, si no criticar, sí reflejar de alguna manera la sociedad de su época.
Como estudio es ejemplar, y tal vez lo único reprochable es cierto esquematismo producto de su origen como tesis doctoral; pero es un inconveniente muy menor. Hay que aclarar que por "cine negro", el autor no se refiere a eso que se entiende por cine negro americano, sea lo que sea éste (algún día hablaremos de la definición, o más bien indefinición, de este término). Sánchez Barba emplea el término en el sentido laxo de cine negrocriminal y policiaco en todas sus formas, cosa que no viene mal (noir español, lo que se dice noir, serían sólo un puñado de películas de los años cincuenta). En su estudio pasa revista al contexto histórico, a las fuentes que inspiraron este cine, a los productores, directores y técnicos y a la respuesta de público y crítica. Pasa entonces a un análisis ideológico de los filmes, y después entra en detalle en cincuenta películas representativas, para enumerar el resto de filmes policíacos producidos (los precursores son citados en un apartado previo), y trazar conclusiones. En suma, un trabajo admirable y completo, un libro de referencia para el futuro, y uno necesario.
Tanto más como que (tal como hemos dicho antes) este tipo de películas se las apañó para mostrar una realidad social. Sobre todo en sus inicios.
Sometidas a censura, sin embargo hubo cosas que no se podían censurar. Por ejemplo, las tomas en exteriores reales de Barcelona o Madrid, e incluso los interiores de los pisos y pensiones de clase baja (en contraste con algunas escenas en viviendas de la burguesía, que mostraban un abismo económico entre ambas). Estas escenas, con sus actores y figurantes vestidos ad hoc, proporcionan un registro iconográfico de la miseria, de la decadencia de los barrios bajos, de lo paupérrimo del mundo laboral, de la sordidez de una sociedad que todavía no había salido (o apenas acababa de hacerlo) de la cartilla de racionamiento y de la autarquía que era sinónimo de privación... para algunos. Era inatacable, puesto que (como si de neorrealismo se tratase) no hacía más que filmar la calle. En ese aspecto, si el espectador lee entre líneas, comprende que el mensaje "oficial" puede ser uno, pero el social es otro muy distinto. En este proceder por "negativo fotográfico" social, estas películas constituyen un documento formidable sobre una época.
Por supuesto, el régimen no podía prohibirlas, ni vetar su producción, pero sí que es seguro que no las veía con simpatía. Han sido muchos años de ver televisión franquista en los que uno se hastiaba ante las películas afines a la visión cinematográfica franquista (mucha folclórica, mucha copla, pandereta y faralaes) sin que jamás la televisión oficial y única se dignase a reponer Apartado de Correos 1001, por poner un ejemplo. Irreprochables como pudieran resultar para los censores, estas películas no debían resultar simpáticas a ojos oficiales (como tampoco resultaba simpático el periódico El Caso, dedicado a la crónica negra).
No hay que hacerse ilusiones respecto a la calidad de los filmes. Salvo unos pocos salvables por su dirección, interpretación o por esas cualidades subliminales que he comentado, se trataba de películas comerciales de bajo presupuesto (y justamente cuando los presupuestos crecieron, los filmes se alejaron de la calle) destinadas al consumo rápido y a los programas dobles.
Pero su estudio, por las razones que hemos comentado, era necesario, y Sánchez Barba ha logrado establecer el texto referencial para cualquier trabajo futuro.
Pubs. i Eds. de la Universitat de Barcelona, col. FilmHistoria
Barcelona, 2007 [2007]
Portada y sinopsis
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