El Último Metro, de François Truffaut

SESIÓN MATINAL 

(Le Dernier Métro); 1980

Director: François Truffaut; Guión: François Truffaut, Suzanne Schiffman; Intérpretes: Catherine Deneuve (Marion Steiner), Gérard Depardieu (Bernard Granger), Jean Poiret (Jean-Loup Cottins), Heinz Bennent (Lucas Steiner); Dir. de fotografía: Néstor Almendros; Música: Georges Delerue; Dir. artística: Jean-Pierre Kohut Svelke; Montaje: Martine Barraque.

Como siempre que se trata de una película de Truffaut, el espectador se encuentra con una historia que puede seguir directamente, pero a la vez con toda una serie de símbolos inscritos en la historia, que hacen de la película una narración poliédrica, llena de significados que se multiplican en los símbolos de los personajes y sus situaciones.
Podríamos decir que ese teatro francés que sigue funcionando bajo la ocupación alemana es un símbolo de toda Francia, con sus aquiscencias con los ocupantes, su actividad subterránea y resistente, sus temores, su impresión de vivir al límite (y de ahí también una interpretación del título, más allá de la histórica de que o tomabas ese último metro o infringías el toque de queda), sus penurias y sus historias convulsas por la situación reinante.
También es un retrato y homenaje a la actividad teatral en la época de la ocupación, no en vano el filme está basado en parte en los recuerdos y memorias de Jean Gabin durante la época. Y cada personaje puede trazar una historia deiferente que tiene su pequeño o gran símbolo, sin olvidar con los temas recurrentes de Truffaut, como el triángulo amoroso, el teatro dentro del teatro, la necesidad de la tolerancia, y la brutalizada de la opresión.
No es una de las grandes películas de Truffaut, aunque decir esto cuando se habla, a mi juicio, del mejor cineasta europeo (no anglosajón, al menos) de la segunda mitad del siglo veinte es algo equívoco: una película floja de Truffaut es una obra maestra según los estándares que nos brindan otros directores. Pero aun sin ser de las grandes, es perfectamente reconocible como de su autor, y ciertamente es una película que da al espectador mucho más que el tiempo que ha empleado en verla, por lo que se hace absolutamente recomendable. Y, pequeño detalle pero importante, de entre la producción en color de Truffaut, es la mejor fotografiada, mérito de Néstor Almendros.

Tráiler:

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