La Patrona, de Roald Dahl
En varias ocasiones les he comentado la absoluta concisión de la que hacía gala Roald Dahl para crear sus historias, una característica notable y que pocos narradores dominan bien, y esa concisión está llevada a su máximo extremo en este relato La Patrona.
El cuento lo pueden leer en los enlaces que figuran al pie de esta reseña. Se trata de una historia que empieza con tono tranquilo y cuya amenaza, también tranquila, va creciendo hasta llegar a un desenlace irónico y de choque.
Aunque podríamos discutir lo del desenlace. Porque en esa concisión de la que les hablaba, Dahl decide prescindir de un final según mandan los cánones. Al fin y al cabo, todos los elementos necesarios están ya presentes en la historia narrada, y no se puede interpretar el cuento de ninguna otra manera que no sea la que el propio autor ha querido y señalado. Incluso, y por si el lector tuviera tentaciones de quejarse y demandar al autor que explique si el asesinato del protagonista quedará impune, Dahl nos ha informado ya de dos precedentes muy separados en el tiempo que nadie ha podido resolver, de manera que, parece decirnos, ¿por qué tendría que ser diferente en este caso?
Esta clase de relatos de choque que son inatacables en su integridad es muy raro, pero más extraordinario era que Roald Dahl era capaz de producirlos una y otra vez, hasta hacer casi de su propiedad el género de las historias imprevistas.
(The Landlady)
En Relatos de lo Inesperado
Ed. Argos Vergara
Barcelona, 1981 [1960]
Texto en castellano de La Patrona
Texto en inglés de The Landlady
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