Politics, de Adam Thirlwell
Fourth Estate/Harper Collins Publishers
Nueva York, 2003 [2003]
Después les cuento cómo he llegado a leer este libro. Es una historia curiosa. Pero ahora vamos a la novela en sí.
El maravilloso y sorprendente sistema de catalogación de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos clasifica esta novela como: 1. Triángulos (relaciones interpersonales)-Ficción. 2. Londres (Inglaterra)-Ficción. Con permiso de los bibliotecarios, la novela pasa en Londres (y en Venecia), pero no es que la ciudad tenga un papel tan preponderante. Y sí, es la historia de un triángulo amoroso, pero reducirlo a esto es excesivo. O, mejor dicho, es una simplificación excesiva.
Un triángulo, en efecto, y por tanto las referencias a Jules et Jim son numerosas (aunque sólo uno de los personajes la haya visto, y no uno de los vértices de un triángulo entre los protagonistas, Moshe, Nana y Anjali, que siempre oscila entre el isósceles y el escaleno y prácticamente nunca se sitúa como equilátero). Pero en realidad, y como dice el autor, «Este libro no trata de sexo. No. Trata sobre la bondad. Esta historia es sobre ser bueno. En este libro, mis personajes tienen sexo, mis personajes hacen de todo, por razones morales».
Por descontado, el sexo es omnipresente en esta novela. Pero cuando el autor se centra no tanto en lo que hacen sus personajes sino en lo que piensan sus personajes mientras hacen el amor (y piensan sobre todo en el otro), cuando un escritor subdivide este acto sexual en fragmentos diminutos de pensamientos, razones e intenciones dentro de este mismo acto, no podemos en puridad referirnos a esta novela como sexual, mucho menos obscena. Psicológica, tal vez. Sentimental, en tanto que analiza los sentimientos más que las sensaciones.
Es una historia sobre las inseguridades de los implicados, sobre lo difícil que es comunicarse con la pareja, sobre los malentendidos que se crean por estas dificultades de comunicación. Si el llegar a un triángulo que ninguno de los tres desea y que a ninguno de los tres satisface les parece extremo, contestaré que puede parecerlo, pero que historias más vulgares (como rupturas de pareja o, peor todavía, formaciones de pareja) se dan cada día y adolecen de los mismos malentendidos y confusiones. Es deber de la (buena) literatura ser extrema para captar nuestra atención.
Tenemos aquí una novela que es sexual pero sin serlo, una que efectúa una deconstrucción exhaustiva del amor y las ganas que tienen los enamorados de complacer a la pareja (y no sólo sexual, sino anímica y emocionalmente), de las frustraciones consigo mismo y de cómo influyen en las relaciones de pareja. De la voluntad de dar (a veces más de lo que el otro espera o desea). Por lo que nos hallamos ante una novela que trata de la bondad, de la amabilidad en el amor. Escrita con ritmo, interés y percepción. Y momentos muy brillantes.
Es una historia sobre el altruismo en el amor, también. Sobre todo, es eso. Sobre la moral que es comportarse como Rick en la escena final de Casablanca. Y lo conmovedor que es tener esta actitud. Y sin embargo...
«Era benevolente, decirle a Nana que fuera egoísta. A veces no puedes ser altruista. A veces, creo, es demasiado autodestructivo. Quizá esto parece blasfemo, tal vez ofende su propia moralidad personal. Pero tengo razón.
»Este libro es universal. Lo he dicho desde el principio. Porque es universal, es ambiguo. Tiene algo para cada persona. Y la ambigüedad final es esta.
»Obviamente estoy de parte de Papa. Obviamente admiro su generosidad y amor. Creo en la generosidad. Pero no sólo estoy de parte de Papa. También estoy de parte de Nana. Porque puedo entender la amabilidad. Es una cosa maravillosa.
»Pero, ¿qué hay en verdad de malo en el egoísmo? A veces el egoísmo es también moral.»
[¿Y cómo he llegado a leer esta novela? Estaba un día curioseando en los estantes de narrativa en inglés de la biblioteca cuando eché un vistazo a este Politics. Es una edición peculiar. Sin resumen de sobrecubierta ni solapas, ni siquiera el título en cubierta, sólo en el lomo. Bello libro, no obstante. Lo abrí buscando, no sé, una nota biográfica, una referencia a "otras obras publicadas por el autor", una anotación sobre algún premio recibido, qué sé yo. Llegué a la portada del libro y allí, bajo el Politics A Novel, y por encima del nombre del autor, había una firma que rezaba: "Adam Thirlwell". Es evidente que cualquier tarado puede ir a una biblioteca y, clandestina o abiertamente, agarrar Guerra y Paz y firmar en la portada "León Tolstoi". Hay gente para todo. Pero, por experiencia personal y profesional, sé reconocer cuándo una firma de escritor, sobre todo de uno acostumbrado a firmar ejemplares, tiene aspecto genuino. Ésta lo tenía. Consulté a los bibliotecarios. No sabían nada y no constaba que Mr Thirlwell hubiese sido invitado jamás a impartir doctrina ni opiniones allí. Podía ser uno de los ejemplares que se firman a ciegas en las librerías anglosajonas, y que se venden a un precio algo más elevado, pero conociendo la avidez de los libreros estadounidenses, lo dudaba. Recurrí a internet. Thirlwell es periodista, y tiene una columna en el New Statesman. Y, en efecto, en una de ellas describía una visita suya a Barcelona.
Pueden existir centenares de explicaciones a cómo esta firma ha llegado a ese ejemplar de ese estante. Pero prefiero pensar que Thirlwell estuvo allí. Que vio, complacido o sorprendido, su libro. Y que lo firmó, dejando ese regalo para que lo encontrara un lector. Como así le sucedió a su seguro servidor.]
Portada y sinopsis (o eso dicen) en inglés
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