À Bout de Souffle / Al Final de la Escapada, de Jean-Luc Godard

SESIÓN MATINAL

(À Bout de Souffle); 1960

Director: Jean-Luc Godard; Guión: Jean-Luc Godard sobre argumento de François Truffaut; Intérpretes: Jean-Paul Belmondo (Michel Poiccard), Jean Seberg (Patricia Franchini), Daniel Boulanger (Inspector de policía Vital), Jean-Pierre Melville (Parvulesco), Jean-Luc Godard (un informador); Dir. Fotografía: Raoul Coutard; Música: Martial Solal; Montaje: Cécile Decugis.

Titulada en España Al Final de la Escapada, todo el mundo la conoce, sin embargo, por su original. À Bout de Souffle no inauguró la Nouvelle Vague francesa, pero sí fue un´filme que se convirtió en representativo de la misma. No es tampoco que sus técnicas fueran inéditas hasta la fecha, pero sí su acumulación en una sola película, lo que la hizo una cinta rompedora y que mostraba un nuevo método de contar una historia.
El argumento es simple en apariencia: Belmondo es un ladrón de coches que ha matado a un policía y es perseguido por ello. En esta escapada en la que intenta salir del país, cae en una relación con Jean Seberg, hasta que ésta lo delata y es muerto. Ya sin aliento (de ahí el título original y su traducción al inglés, Breathless) pronuncia una de las frases, bien acusadora, bien resignada, más incomprensibles (y homenajeadas) de la historia del cine.
Repleta de referencias visuales y fílmicas (la película está dedicada a la productora Monogram), es una historia sincopada y seminal sobre el cine negro, sus ambientes y clichés, empleados, homenajeados, pero nunca copiados; y sobre todo, sobre la soledad definitiva del individuo; del error que representa fiarse de alguien que no sea uno mismo. Lo que es una parábola no sólo aplicable al mundo del crimen.
Curioso tráiler este, compuesto de una sucesión de elementos, presentes en la película, que insinúan más que explican la trama. Sin duda tan original como es el propio cine de Godard, no siempre satisfactorio pero sí interesante por lo irreductible siempre, por lo fallido otras, porque sus aciertos, cuando acierta, no son en absoluto menores. Como en esta película.

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2 comentarios:

Vivian dijo...

Adoro esta película, es de esas películas que me gustan tanto por el fondo como por la forma, por la historia que cuenta y por la manera de contarla.

Es curioso, y vas a pensar que se me va la pinza, pero siempre que la he visto he pensado que es como una especie de “La Bella y la Bestia” en versión Nouvelle Vague, Jean Seberg, tan guapísima, tan delicada, admiradora del arte, Belmondo, aunque atractivo, feote, maleante… Una historia que sólo podría acabar bien en un cuento, pero esta película, no, no es un cuento.
Y a mí que me gusta especialmente por el final, un happy ending no tendría cabida ni sería de recibo.

Saludos

Lluís Salvador dijo...

Hola, Vivian:
Curioso, esto que dices de la Bella y (yo diría) el Bestia. Belmondo siempre ha sido uno de esos galanes/duros extraños, un Bogart tallado a escoplo, por así decirlo.
Y el unhappy ending (que evidentemente lo es) siempre ha dejado la incógnita. ¿Michel/Belmondo maldice a la vida en general (y considera que la delación de Seberg es natural) con lo que piensa en lo que podía ser y no será? ¿o la maldice a ella, y entonces tenemos el unhappy ending "clásico"? Es cuestión de cada cual, pero me quedo con la primera versión. Aunque es tan enigmático que lo bueno es que uno se puede quedar con ambas posibilidades.
Y es que cuando Godard está en forma...
Un saludo!