1984, de George Orwell

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A cada año que pasa, sorprende lo mucho que el mundo real se va aproximando a la distopía de Orwell. No es una semejanza literal, por supuesto, pero sí una de concepto que se ha ido desarrollando con la técnica y el tiempo, y lo cierto es que hoy vivimos en una sociedad globalizada, con enemigos invisibles y sin una persona concreta que tome las decisiones, aunque tengamos nuestras figuras públicas que aparentan estar a nuestro servicio.
No voy a resumir el argumento de 1984, sería ocioso; sin embargo, si alguien que no la ha leído quiere hacerse una idea de su estructura narrativa y argumental, aquí les dejo un enlace que puede servirles para ello: Argumento de 1984 en wikipedia. Baste decir que, literariamente hablando, es la obra maestra que el tiempo se ha encargado de consagrar.
No obstante, y con ese mismo paso del tiempo, lo importante no parece ser la historia de Winston Smith, sino la inquietante sensación de que el mundo en el que vive es cada vez más el nuestro.
George Orwell no actuó, por descontado, como un profeta iluminado al que se le hubiese revelado un futuro terrible. 1984 fue escrito cuando ya los totalitarismos de todo signo habían mostrado sus armas: la propaganda, la fe colectiva, la alienación del individuo, el silencio criminal, el estado de guerra permanente como forma de sometimiento interior, la creación de un lenguaje eufemístico, el control del pensamiento, y tantas otras. De modo que la novela, en la época de su publicación, era sólo una vuelta de tuerca lógica a los regímenes nazis, fascistas y estalinistas; pronto se les unirían otros. Y, lo más terrible es que las democracias descubrirían que esos métodos totalitarios podían ser incorporados en la sociedad y, eso es importante, adoptados voluntariamente por ésta.
Lo que es más evidente es la omnipresencia del control. En aras de nuestra seguridad, se nos controla con cámaras. En aras de nuestra seguridad, se nos humilla en los aeropuertos, en una especie de experimento de hasta dónde estamos dispuestos a transigir. En aras de nuestra seguridad, se puede controlar nuestro correo y nuestra mensajería. No es que se haga, sino que existe la posibilidad de hacerlo. De forma arbitraria y sin control, por supuesto.
Pero hay otros eslabones de la cadena que ya se han incorporado a la realidad. Se creó una guerra fría, un estado de guerra permanente con conflictos localizados o sin ellos. Cuando se liquidó la política de bloques, surgió un mundo nuevo, incluso se habló del fin de la Historia. No tardaron mucho en aparecer nuevos proyectos de adversarios, hasta hallar un nuevo enemigo como es el terrorismo. Cuidado, el terrorismo existe. Es orwelliano que Al Qaeda fuera creación de la CIA, pero existe. Lo que es menos comprensible es la conculcación de derechos como los citados, o más genéricos, como los que se conculcan o pueden conculcar los drones.
El fin de las ideologías ha sido seguido por la implantación del Pensamiento Único. No político, puesto que la política obliga a pensar, sino económico, puesto que la economía obliga a vivir, o si no entrar en la marginalidad. Se desmontan los estados de bienestar socialdemócratas. Se anularon de forma efectiva los sindicatos, y fábricas rentables se deslocalizan (otro eufemismo). ¿Por qué? Tal vez para demostrar que se puede hacer. Se afirma sin rubor que ayudar al Tercer Mundo es una inutilidad. Mientras tanto, se explotan los recursos naturales de este tercer mundo, incluso promoviendo guerra para ello. La Guerra es la Paz, decía Orwell. Podemos hoy decir que la guerra en el Congo es nuestra paz de telefonía móvil, teléfonos móviles que, irónicamente, nos mantiene más controlados. Podríamos seguir: la separación creciente entre ricos y pobres, las trabas a la educación superior pública, la deshumanización de la educación, la primacía de la técnica, la anatemización de cualquier alternativa al neocapitalismo, que es como decir que o Amas al Gran Hermano o eres un hereje.

(1984)
Ed. Salvat / Alianza Ed., col. Libros RTV
Barcelona, 1970 [1949]
Prólogo de Pedro Laín Entralgo

Y múltiples ediciones en castellano
Portada y sinopsis

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