Historia del Veneno. De la Cicuta al Polonio, de Adela Muñoz Páez

De entre las diferentes formas de matar que el ser humano ha practicado a lo largo de su historia (de forma infatigable y también imaginativa), el envenenamiento siempre ha ejercido una fascinación especial, a la vez que una repulsión instintiva. Tal vez porque el mismo hecho de administrar la muerte por veneno implica una premeditación casi obligatoria. Hay que conseguir el agente, lo cual no siempre es fácil. Hay que disimular su administración, y hay que disimular sus efectos, puesto que desde siempre se ha buscado el agente letal intedetcable y/o que no despierte sospechas. También, porque suele implicar una cercanía a la víctima que, al mismo tiempo, implica una traición a su confianza.
De modo que no es difícil hallar libros que traten de este tema, aunque por lo general centrados en los envenenadores. Este libro es diferente, como veremos.
Como anuncia su subtítulo, recorreremos en sus páginas el envenenamiento desde que el más famoso de ellos, el suicidio de Sócrates (suicidio ordenado, y por tanto sentencia de muerte de estado) hiciera suficiente ruido como para convertirse en símbolo. Y seguiremos el periplo por los envenenamientos en Roma (que fueron popularizados tan bien por la serie Yo, Claudio). El áspid, o lo que fuera, que mató a Cleopatra; los Borgia, que durante siglos han sido un icono (tal vez injusto) de la política mediante el veneno.
La Inglaterra de los Estuardo, con un par de casos sonados; el mucho más sonado caso de la Brinvilliers, y el subsiguiente de la Voisin, que crearon una auténtica psicosis en la Francia de Luis XIV; las toffanas italianas y los venenos de las brujas.
La época doraa del arsénico, hasta llegar al sutil empleo de isótopos altamente radiactivos para matar, cuya sofisticación y rareza van a la par que su crueldad, y sus siniestros designios más allá de la venganza personal.
Pero este libro no mira sólo a los asesinos. Su mirada se centra en los agentes, en el veneno en sí, y esto es original, pero también adecuado. Adela Muñoz es catedrática de química inorgánica y, aunque la visión histórica está perfectamente documentada, lo cierto es que a mí me ha encantado que se preste atención al veneno desde un punto de vista científico (tal vez porque yo provengo de ciencias, no sé). De manera que, junto a sus usos probados o sospechados, la autora recorre los orígenes, propiedades y efectos (a veces beneficiosos; la toxicidad en muchas ocasiones depende de la cantidad) de los agentes tóxicos que causan la muerte. Puesto que no siempre lo tóxico es criminal, hallaremos referenciado el envenenamiento por mercurio, así como los cócteles de las inyecciones letales para la pena de muerte. O el uso del mercurio y el arsénico para el tratamiento de la sífilis, por ejemplo.
Insisto en que historias criminales del veneno hay muchas; hasta el punto de ser repetitivas. Esta que Adela Muñoz nos presenta va un paso más allá; un paso necesario, documentado y riguroso que proporciona a este libro un carácter imprescindible, y que tiene todo el aspecto de ser el escrito sobre el cual todo lo que se diga a partir de ahora sobre el tema deberá basarse. Ustedes saben que muchas veces me he quejado de la debilidad de los ensayos españoles freente a los anglosajones. No siempre sucede así, e Historia del Veneno es un ensayo modelo en su género.

Ed. Debate, col. Historia
Barcelona, 20122 [2012]

Portada y sinopsis

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4 comentarios:

el convincente gon dijo...

La verdad es que la reseña da ganas de leer el libro.

Aprovecho para darte las gracias otra vez por el consejo que me diste en Navidades sobre Camilleri y para contarte cómo acabó la cosa.

Al final a mi padre le regalé "El ladrón de meriendas". Me suelo fiar de la forma en que empiezan los libros y me pareció que tenía un inicio rápido, que podía enganchar a mi padre.

Se lo ha leído ya y, aunque no me lo ha dicho abiertamente, me ha dejado entrever que no le ha gustado mucho.

El mayor problema (que yo ya me temía) es que las novelas negras le gustan en la medida en que reflejan los puntos oscuros de la realidad más inmediata y las novelas que están ambientadas en otros países no las siente tan cercanas (la excepción es Simenon, que lo leyó de joven). En otras palabras, no ha sido capaz de superar la distancia cultural. Me decía que todo le parecía muy "italiano". Se ha perdido con los nombres de los personajes, por ejemplo (mi padre tiene 75 años), y la caracterización de los personajes le ha parecido que tendía a la exageración (como en esas películas italianas donde gritan tanto).

Así que creo que no insistiré con Camilleri en el futuro.

Lluís Salvador dijo...

Hola, gon:
Si el tema te interesa, es de lo mejorcito que hay en el mercado.
Y respecto a lo de Camilleri, bueno, si hubiera tenido esos datos probablemente no se lo hubiera recomendado. El problema es que en la ficción policiaca patria, aunque se ha desarrollado mucho, no la hay de una extrema calidad y que se ajuste a los parámetros que me indicas. Francisco González Ledesma se acerca mucho, aunque no es un gran escritor (lo que no quiere decir ni que sea malo ni mediocre). Alicia Giménez Bartlett también, aunque su inspectora Petra Delicado me encanta cuando hace de policía y me defrauda cuando hace de mujer enamorada (y algún día tendría que explicarme con más detalle); y Lorenzo Silva es casi perfecto... si no fuera porque sus tramas son bastante débiles, e intuyes al "malo" muy pronto. Me falta por leer la última, sin embargo. Si me gusta, la verás por aquí.
Pero si quieres realismo, y bien escrito, busca a Carlos Quílez. Periodista de tribunales, y uno de los mejores, se pasó a la novela y ha hecho un par que tienen todo el sabor de lo auténtico y una muy buena escritura.
En fin, espero que alguna de ellas te sirva...
Un saludo!

el convincente gon dijo...

Cuando te pedí consejo ya estaba decidido por Camilleri así que la responsabilidad es sólo mía.

Y es curioso que menciones a Lorenzo Silva porque también le regalamos "La marca del meridiano" y ese sí le gustó. Me extrañó un poco cuando me lo dijo, porque a Silva (sin haberlo leído) no lo tenía por un escritor interesante. Pero bueno, parece que por ahí tengo un filón para futuros regalos, jeje.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Gon:
Silva es interesante. En "La Marca..." ya no hay un solo culpable, de modo que la trama me resulta más acertada; pero por demás, sus personajes de Bevilacqua y Chamorro son la pareja mejor de la literatura policial española, y sus novelas merecen mucho la pena, salvando que, insisto, a veces le pillo el malo a la primera de cambio, y claro, el resto de la novela queda un poco aguado. Pero eso puede ser problema mío, más que otra cosa...
Un saludo!