La Caída de la Casa Usher, de Edgar Allan Poe
A mi juicio el mejor relato de Edgar Allan Poe, tanto estilísticamente como en su forma, por no hablar de lo mucho que se adelantó temáticamente a la literatura posterior.
Según la misma clasificación que Poe aplicó a algunos de sus relatos, la de "cuentos de lo grotesco y lo arabesco", La Caída de la Casa Usher combina ambas tendencias, aunque con una marcada preferencia por la segunda. Un arabesco es un motivo que se repite a sí mismo, y en este relato encontramos la esencia de ese motivo reduplicándose allá donde miremos.
Empieza con la visión de esa mansión decadente, que se refleja a sí misma en las aguas de una laguna putrefacta (algo que ya anticipa el motivo que, como un ritornello tan persistente como el de El Cuervo, hallaremos por todo el relato). Encontraremos esa decadencia en el propio Roderick Usher, último de su estirpe, enfermo que personaliza en sí mismo el final de su apellido y su familia, un final decadente también, encerrado en su casa, sinestésico sensible a cualquier estímulo exterior. Es inevitable deducir que la decadencia del hombre y la de la casa son reflejos mutuos, aunque Poe deja más que claro que la dominante es la de la mente humana, que encuentra entonces (y sólo entonces) su reflejo en las grietas y ruinas del edificio. Y la sinestesia, ese sufrimiento exacerbado ante los estímulos externos, configura también una posible explicación freudiana avant Freud de esa decadencia: un retraimiento que insinúa la endogamia, tal vez el incesto, que ha llevado a la estirpe de los Usher a su final.
Porque Roderick Usher, motivo dentro de un motivo, arabesco en sí mismo, también tiene sus reflejos, sus reproducciones. La más clara, su hermana, en la que avanzado el relato descubriremos rasgos de hermana gemela, y que sufre la misma decadencia, pero agravada por otros caminos. Allá donde Roderick pide ayuda externa al narrador de la historia para que acuda a su lado, Lady Madeline ni tan siquiera muestra interés por el visitante. Proclive a la catalepsia, su "muerte" prematura desembocará en la máxima autodestrucción posible. Por parte de Roderick, porque a pesar de escuchar los esfuerzos de su hermana por salir de su tumba en la cripta, no hace nada por volverla a la vida. Por parte de Madeline, habiendo tal vez alcanzado el último estadio de la locura, porque aprovecha sus últimas fuerzas para abalanzarse sobre su hermano en un abrazo mortal.
Hay más arabescos en este relato, aunque los fundamentales los he señalado ya. Pueden leerlos, o refrescar su memoria, en los enlaces al pie de esta entrada. Volverán así a descubrir lo atmosférico que es este cuento, cómo Poe se apoya de continuo en un ambiente oscuro, opresivo, putrefacto, que a proporciona todo el carácter a la narración. Es un relato que funciona a todos los niveles y, si bien lo grotesco está presente (en la aparición de la resucitada Lady madeline), este elemento es tan necesario y está tan mesurado que no cae en el exceso. El resto del relato es un continuo implicar y no exponer, casi una descripción del subconsciente desde la mente consciente; una implicación que deja mucho a la mente del lector, que responde a los estímulos admirables que Poe lanza (y que asemejan, repito, a aquellos lanzados en El Cuervo). En su acercamiento a la locura y a la enfermedad psíquica, a la decadencia, y la expresión simbólica de las mismas (no hay que olvidar que Poe era ante todo un simbolista), La Caída de la Casa Usher anticipa la psicología freudiana y su reflejo literario, entre otras muchas características pioneras que convierten esta narración en una piedra angular de la literatura
(The Fall of the House of Usher)
En Cuentos / 1
Alianza Ed., col. El Libro de Bolsillo
Madrid, 1980 [1839, revisado 1845]
Prólogo, traducción y notas de Julio Cortázar
y otras múltiples ediciones en castellano
Texto en castellano de La Caída de la Casa Usher
Texto en inglés de The Fall of the House of Usher en Project Gutenberg
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