Ultimátum a la Tierra, de Robert Wise

SESIÓN MATINAL 

(The Day the Earth Stood Still); 1951

Director: Robert Wise; Guión: Edmund H. North; Intérpretes: Michael Rennie (Klaatu / Mayor Carpenter), Patricia Neal (Helen Benson), Hugh Marlowe (Tom Stevens), Sam Jaffe (Profesor Bernhardt), Billy Gray (Bobby Benson); Dir. de fotografía: Leo Tover; Música: Bernard Herrmann.

Esta inocente y modesta película de ciencia ficción,muy bien realizada, eso sí, es en realidad una tesis sociológica en sí misma. Estamos en el año 1951, hace muy poco de los horrores nucleares, la guerra fría está en su apogeo (la película se debió rodar durante las acciones más frenéticas de la Guerra de Corea) y amenaza en convertirse en caliente, y esta pequeña película, repito, se convirtió en alegoría pacifista.
Por descontado, era un mensaje querido por quienes la rodaron. Pero no olvidemos que la industria cinematográfica (y mucho más la de serie B) es una máquina que pretende hacer dinero (y, a veces, crear en el proceso algo asociado al arte) y para hacerlo procura satisfacer los deseos y convicciones del público.
De manera que Ultimátum a la Tierra, en realidad, estaba trasladando al público el mensaje que querían oír, es decir, que las cosas en la Tierra eran insostenibles y que mejor que nos pusiéramos a trabajar para mantenernos vivos. Y quien nos lo decía era, ni más ni menos que un extraterrestre. A quien, nada más bajar de su platillo volante, un soldado de gatillo fácil disparaba. Por si no estuviera clara la metáfora.
Cuatro años después, los alienígenas que veríamos en pantalla serían déspotas invasores que intentaban aniquilarnos. Pero era la época del maccarthismo, la de "mejor muerto que rojo", y una en la que la defensa del "american way of life" era ya una ideología en sí misma. 
Habrá quienes dirán que esto es demasiado equipaje para una película de serie B. Yo no opino así. Todo lo que creamos, hasta lo más ínfimo, tiene algo de nuestras propias convicciones y forma de ver la vida y el mundo, y las películas de bajo presupuesto no son una excepción. Otra cosa es que merezcan la pena verse. Y esta lo vale. Con muena dirección del artesano Robert Wise, tiene una gloriosa fotografía en blanco y negro y una excelente banda sonora de Bernard Herrmann. Y el misterioso Michael Rennie, en su papel de Klaatu, está inmejorable.
Pero esta merece

Tráiler:

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