Pilotos, Caimanes y Otras Aventuras Extraordinarias, de Jacinto Antón

Ya desde que empezaron a aparecer en el suplemento de Cataluña de El País, los escritos de Jacinto Antón marcaron una línea que rehusaba toda clasificación. Como pueden ver al pie, esta reunión de artículos se inscribe en una colección que llama a los temas "de actualidad"; extraño, puesto que sobre lo que le gusta escribir a Jacinto Antón es, si hay que circunscribirse a un tiempo, sobre el pasado, y más concreto sobre historia. En un afán reduccionista, la editorial incluso cambia en su web el título y las llama "crónicas" en lugar de "aventuras extraordinarias". Bueno, crónicas son, porque están fechadas, aunque difícilmente puede ser de utilidad para el interesado en historia contemporánea saber, por ejemplo, que Jacinto Antón tiene un hámster en casa, y sus peripecias con él.
En suma, que desafían la clasificación, aunque, por fortuna, ni la comprensión ni el extremo goce del lector. Como dice el propio Antón en el prólogo, en realidad él no escribe nada extraordinario. Sólo anécdotas que le han sucedido. «Hay quien cree que a mí me pasan cosas extraordinarias. Es cierto que asalté el Congreso (sin querer) en el golpe del 23-F, que he estado de pie sobre el lomo de la Esfinge, solo y a oscuras en el corazón de la Gran Pirámide, rodeado por todas las momias de los grandes faraones en el Museo Egipcio de El Cairo mientras el profesor que las examinaba iba a por un café, y a menos de dos metros de una leona hambrienta que cazaba en el Serengueti. Es verdad que me perdí en la selva del Orinoco camino del Salto del Ángel por detenerme a ver un pájaro, que me persiguieron unos okupas una noche que volvía de una fiesta de disfraces vestido de oficial nazi, que me riñó Karl Popper, que me besó Angelina Jolie (rabia, rabia), que me estrechó la mano el hombre más valiente del mundo y que el último superviviente de la conjura de la bomba contra Hitler murió a las dos semanas justas de entrevistarle yo. Les juro que mi tío abuelo tomó un nido de ametralladoras ruso, que a mi madre la mordió un vampiro y que mi abuelo mató a una anaconda que estaba a medio devorar a un criado sobre el parterre de flores de mi abuela (que les estropearan las rosas les afectaba muchísimo). Pero cosas fantásticas nos pasan a todos. La gente, todo el mundo, tiene vivencias y anécdotas estupendas. En realidad no sé por qué no las explica; será modestia, o timidez».
Ya. Será por eso. El caso es que Jacinto Antón las explica. Esas y muchas más. Pero no crean que sus explicaciones tienen que ver con las historietas del abuelo, no. Para explicarlas en un periódico se necesita una gracia especial. Uno diría que un estado de gracia. Y por fortuna Antón entra en ese estado con asiduidad.
No es que sea tampoco un contar por contar. Antón suele basarse en un hecho o personaje, este sí, de actualidad (o que lo estaba en el momento de escribir las, transijamos, crónicas); pero a Antón las serendipias le gustan. Y si no las encuentra, muchas veces las busca, de modo que lo que empieza de una manera puede irse progresiva o rápidamente a otro tema. Lo curioso es que ambos interesan.
El resultado es ameno, humorístico en ocasiones, irónico en otras, informativo, documentado y, aunque parezca increíble, veraz. Me convencí de ello una vez en la que, después de haber leído en el periódico su "La Pantera Negra de La Salut", le pregunté por cómo de una anécdota (la aparición de un gato intruso y montaraz en la terraza de su casa) había compuesto una épica, armadura de protección y lanza incluidas que la convertía en un relato de aventuras al estilo Allan Quatermain. Me respondió, con toda sinceridad, que no había compuesto nada. Se había limitado a relatar lo que le había sucedido. Sí, armadura y lanza incluidas.
Pero una cosa es narrar anécdotas y otra hacer literatura de ello. El mismo episodio del gato, narrado por algún otro, sería una nimiedad. Jacinto Antón le da forma y lo convierte en relato. Que sea crónica real o no, ya deja de ser importante. Se ha transformado en obra literaria.

RBA Libros, col. Temas de actualidad
Barcelona, 2009 [1996-2008]

Portada y sinopsis

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2 comentarios:

Daniel Gonzalez dijo...

Hola Lluís,

Li tinc molta simpatia a Jacinto Antón. Trobo que es de les poques persones que ens parlen de la narrativa d’aventures, d’aquella narrativa més propera potser a la nostra joventut però que encara es gaudeix i molt. (Tot just he rellegit l’Illa del tresor i he tingut aquesta sensació que comento). Una altra cosa que m’agrada d’aquest periodista és la seva gens dissimulada admiració per Conrad i per Lord Jim en concret. Fa poc comentava un llibre sobre vaixells reals i en la ficció i “denunciava”, com no, l’absència del Patna en aquesta obra.
:-)

Salutacions,

Dani

Lluís Salvador dijo...

Hola, Dani:
La admiració de Jacinto per tota l'obra de Conrad (i per el comte Almásy, però això són figues d'altre paner) és constant en tot aquest recull d'articles. Però el que sorprén més de Jacinto Antón és la seva capacitat per a convertir les anècdotes diàries en literatura d'aventures. És un llibre molt recomanable, com ho són les seves "cròniques" (que ja no sovintegen com abans, per desgràcia).
Salutacions!