La Caccia al Tesoro, de Andrea Camilleri

Como hacen los farmacéuticos, creo que voy a tener que empezar mis reseñas sobre la serie Salvo Montalbano con la advertencia de que no sólo no me cansan jamás, sino que sus personajes se me han hecho tan familiares que, tras una temporada de no leerlos, los echo de menos.
De manera que siempre recibo con alegría la posibilidad de leer un "nuevo" Montalbano. Pero, puesto que es imposible que una crítica o reseña sea totalmente imparcial, creo que eso importa poco. Si por cualquier motivo Camilleri les resulta poco grato, déjenme con mis manías y opiniones.
Como el mismo Camilleri escribe, La Caza del Tesoro no se inicia con Montalbano despertándose en su casa de Marinella, como acostumbra. Esta vez el amanecer lo sorprende en vela, debido a los hechos acontecidos la noche anterior, y que tendrán unas consecuencias inesperadas.
Lo que ha pasado es que una pareja de ancianos obsesionados con la religión y que ya lleva años sin salir de su casa, han empezado a colgar pancartas de los balcones de su casa en las que amenazan a todo el pueblo con el castigo por sus pecados. Montalbano no se toma el hecho como una broma, y orrdena a la policía municipal que investigue. El guardia es recibido a tiros, y Montalbano y los suyos tienen que iniciar un asalto en toda regla a la casa. Les ahorro la descripción de los hechos, pero sepan que Camilleri está en todo su esplendor en estas páginas reflejando una existencia miserable, obsesionada y demente, pero conmovedora para todo aquel que tenga sentimientos.
El caso es que pocos días después Montalbano recibe una misiva, un mensaje en clave que le propone participar en una "caza del tesoro". El comisario frunce el ceño ante esto. Puede ser un juego, una broma, pero esta clase de bromas sabe muy bien que no se sabe nunca cómo terminan.
Los mensajes se suceden y adquieren un tono cada vez más personal, más de desafío. ¿A qué? Pues a su capacidad intelectual, a su prestigio como policía. Y eso implica que para desafiar a Montalbano algún hecho delictivo grave tiene que suceder.
Lo que pasa es el secuestro de una joven, en principio no relacionado con la caza al tesoro, y Montalbano tiene que posponerla. Pero le sigue preocupando...
Camilleri sigue haciendo envejecer a su protagonista, más en la mente de éste que en la realidad, pero eso está bien en un personaje que ya hace algún tiempo que se siente cansado y que parece un islote de sentido común en un mundo desquiciado que, sin embargo, muestra una apariencia de normalidad. Respecto al argumento, si bien el lector tiene la intuición o la certeza de quién es el asesino, Camilleri hace bien en revelar este hecho pero hacer que Montalbano no reaccione. Por un lado, no tiene pruebas, pero por otro el autor nos indica que nosotros, lectores atentos, no somos la gente "normal" que puebla las novelas, y que tiene en la mente otras cosas aparte el argumento de las mismas. Y, además, importa poco. Porque en esta La Caza del Tesoro lo que importa es, como hemos dicho, los desquiciados de la sociedad, que no poco casualmente, se pasean entre nosotros con una imprinta de normalidad que es más terrible que la locura manifiesta.

Sellerio Ed., col. La Memoria
Palermo, 20106 [2010]

SerieComisario Salvo Montalbano nº 22

Portada y sinopsis de la edición italiana

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2 comentarios:

peke dijo...

Supongo que todavía no está traducida, ¿no?

Lluís Salvador dijo...

Hola, Peke:
Todavía no... Lo cierto es que se va con bastante retraso con respecto al ritmo que Camilleri mantiene (lo cual no me importa demasiado si Pau Vidal se toma tiempo para hacer esas obras maestras de traducción al catalán), de modo que habrá que esperar un poco.
Un saludo!