En Verdad Os Digo, de Juan José Arreola

He aquí otro de esos cuentos geniales de un autor que me empeño vuelva a trascender el límite de sus fronteras mexicanas y recuperar su posición como uno de los mejores narradores breves de la literatura castellana, Juan José Arreola.
Desde su inicio, «Todas las personas interesadas en que el camello pase por el ojo de la aguja, deben inscribir su nombre en la lista de patrocinadores del experimento Niklaus», nos encontramos con el Arreola jocundo, percibimos en el acto que éste va a ser un relato humorístico. Pero, por descontado, el humor de Arreola es en extremo corrosivo, tanto que más que una humorada, lo que tenemos es una sátira compuesta de los elementos más dispares que puedan imaginarse: por un lado, el capital, por otro, la ciencia, y uniendo ambas, la metafísica expresada en forma de parábola religiosa cristiana, como anuncia el título.
El relato lo pueden ustedes leer en el enlace al pie de esta reseña. Háganlo, porque vale la pena, en su diversión cargada de elementos reflexivos.
Es curioso señalar que el motor de este relato es, en teoría, una incongruencia que ha preocupado desde hace siglos a los capitalistas occidentales, y es el hecho de que, si son ricos, no alcanzarán la vida eterna,  y si la alcanzan (y sólo es una posibilidad), deben renunciar a las riquezas. Y todo desde que Cristo enunciara la maldicón más maldición desde la del Génesis: la del "antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico entrará en el Reino de los Cielos" (para lo que nos interesa, dejaremos de lado posibles errores de traducción o de interpretación, como el de que el ojo de la aguja es una de las puertas (estrecha ésta) de Jerusalén).
La curiosidad radica en que, en principio, no debería importarle demasiado a un rico la salvación eterna o no, pero lo cierto es que se han vertido ríos de tinta al respecto. Que si el capitalismo y la ética protestante, que si la redención por las obras o por la fe, que si esto, que si lo otro... En cualquier caso, siempre ha quedado desde que fuera enunciada la impresión de que a todo rico le hubiera gustado hallar una solución al problema. Pues bien, Arreola la propone, con toda su jocundidad, como es la de descomponer atómicamente un camello, hacerlo transitar por el paso angosto y recomponerlo de nuevo en otro lugar.
Pero, insisto, no sólo es chiste este relato. En su parte final, Arreola se revela como el irónico total que en mucha de su literatura demostró ser. Y en esa construcción en crescendo, mesurada y equilibrada, se descubre al gran cuentista.

En Mujeres, Animales y Fantasías Mecánicas
Tusquets Eds., col. Cuadernos Marginales
Barcelona, 1972 [1963]

Texto de En Verdad Os Digo

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