Els Evangelis Apòcrifs, Vol. I, al cuidado de Armand Puig i Tàrrech

Raval Edicions/Proa
Barcelona, 2008 [>s. I d.C.]

No es mi intención analizar aquí los Evangelios Apócrifos de forma teológica, ni por su influencia religiosa; John Milton lanzó su famosa sentencia "No leerás la Biblia por su prosa", pero no es tampoco mi cometido decir cómo y de qué manera tiene que leer uno la Biblia, los Apócrifos, el Corán o cualquier otro de los textos sagrados de las diversas religiones. Es, naturalmente, asunto de conciencia e individual.
Hay un convencimiento (promovido últimamente por ciertas novelas) de que estos Evangelios Apócrifos han sido difíciles de encontrar y leer, como si fueran editados de forma clandestina, hereje y subversiva. No tal. Es evidente que la Iglesia católica, y las Iglesias cristianas en general, no han promocionado activamente su lectura, pero una editorial católica (estructuralmente católica, quiero decir) como la Biblioteca de Autores Cristianos los ha tenido siempre en su catálogo. Si comento esta edición en catalán es por ser la más reciente, y la que incorpora los hallazgos que en este campo se han producido en los últimos años. [este primer volumen consiste en los no-gnósticos, mientras el segundo se dedica a los evangelios gnósticos, incluyendo el recientemente encontrado y traducido Evangelio de Judas].
Con los Apócrifos ha sucedido una cosa curiosa. No han sido considerados canónicos, pero las diversas Iglesias han encontrado en ellos detalles que han incorporado al relato de la vida de Jesús. ¿Quiénes eran los Reyes Magos? ¿Cómo se llamaban los dos ladrones? ¿De dónde sale el nombre de Longinos? Historias de la infancia de Jesús que no aparecen en la Biblia canónica me han sido explicadas en clase de Historia Sagrada, y tienen su origen en estos apócrifos.
Fue poco antes de terminar de leer este volumen que recordé que Jorge Luis Borges los había incluido en su "Biblioteca Personal". He aquí algo de lo que decía al respecto: "Este libro no contradice a los evangelios del canon. Narra con extrañas variaciones la misma biografía. Nos revela milagros inesperados. Nos dice que a la edad de cinco años Jesús modeló con arcilla unos gorriones que, ante el estupor de los niños que jugaban con él, alzaron el vuelo y se perdieron en el aire cantando. Le atribuye asimismo crueles milagros, propios de un niño todopoderoso que no ha alcanzado todavía el uso de la razón. Para el Antiguo Testamento, el Infierno (Sheol) es la sepultura; para los tercetos de la Comedia, un sistema de cárceles subterráneas, de topografía precisa; en este libro es un personaje soberbio que dialoga con Satanás, Príncipe de la Muerte, y que glorifica al Señor.
"Junto a los libros canónicos del Nuevo Testamento estos Evangelios Apócrifos, olvidados durante tantos siglos y recuperados ahora, fueron los instrumentos más antiguos de la doctrina de Jesús".

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2 comentarios:

Magda RB dijo...

Hola Lluis,

Yo leí estos evangelios en la edición que mencionas dela colección Biblioteca Personal de Jorge Luis Borges y me fascinaron. La escena del pajarillo hecho de barro al que Jesús le da vida es preciosa.

Sabes lo que más me gustó? No se si será por la traducción pero de siempre he escuchado en las clases de religión y en las lecturas del evangelio la expresión: los discípulos y las mujeres, pero en cambio en los apócrifos dicen: los discípulos y las discípulas!!

Como mujer me parece importante el matiz... ;)

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda:
Como de griego y arameo voy escaso, no te puedo aclarar si se trata de traducción o no. Pero bien que en los Hechos aparecen diconesas y sacerdotisas...

Yo, soy más de la vertiente gore, qué le voy a hacer, y estoy de acuerdo con Borges: eso de hacer del Sheol un personaje es genial.
Un saludo.