Memòries d'Altres, de Àngel Casas

Ed. Quaderns Crema
col. Mínima Minor
Barcelona, 2008

Àngel Casas es todo un personaje en Cataluña. Lo oí nombrar por vez primera en mi infancia, escuchando un magnífico, rockero y humorístico programa de Ràdio Barcelona, Trotadiscos, que él dirigía y que presentaban Rafael Turia y Constantino Romero (sí, ese, el de la Voz). Después, ya en la televisión, fue apareciendo, con más o menos asiduidad, en espacios que iban desde la música hasta lo que hoy se denominaría "late show".
Pronto se demostró como un entrevistador de marca, amable pero incisivo, cariñoso pero sin masajear al invitado, respetuoso pero sin rehuir lo que el espectador, probablemente, quería que preguntase.
Recuerden, estamos hablando de la prehistoria de la televisión comercial en España (los setenta y ochenta), cuando la entrevista era un género respetable y respetado, y todavía no se había perdido en combates a gritos y personajes de serie Z dispuestos a contar cualquier procacidad (y mentira), todo por la pasta o, lo que es peor, por la ilusión de creerse famosos.
No sé a cuanta gente habrá entrevistado Àngel Casas. Cientos, seguro; miles, probablemente. Pero en aquella época en la que aquí no venía nadie, Casas tuvo la genial idea de traernos los restos del star system, patrio y foráneo, y charlar con ellos de algo más que su última película o su último noviazgo.
Este libro se puede leer de muchas maneras. No es una transcripción de entrevistas, aunque figuran algunas respuestas de las mismas; es más bien un relato de la estancia de gente que, en su mayoría, siguen formando parte de un pozo mítico común (Robert Mitchum, Glenn Ford, Lola Flores, Rock Hudson, etc.), gente que fue anécdota en su época y que se ha olvidado, aunque no el personaje que impactó (Sylvia Kristel, Maria Schneider, Joan Collins, Amanda Lear, etc.), o gente que tuvo un ascenso fulgurante y después siguió con más pausa (Joaquín Cortés, por ejemplo). Famoseo, dirán ustedes. Bueno, pero con clase.
También puede verse este libro como una especie de recorrido fragmentario de la carrera del propio Àngel Casas, y como tal, podemos contemplarlo como unas memorias de unas épocas de nuestro país, no como unas "memorias de otros" o unas "memorias de mí", sino como unas "memorias de nosotros".
Y puede también leerse como una reflexión sobre la televisión. Sobre lo que se hacía y ya no se hace, sobre lo que se hace y antes no se hubiera hecho. Sobre lo que no se volverá a hacer. Extinguido el género de la entrevista en televisión, no sé si para bien o para mal, menospreciado lo poco que queda de él, puede ayudar a pensar cómo se establecían complicidades entre el periodista y el entrevistado y, así, se conseguían auténticas perlas.
Lo lean como lo lean, como mínimo se entretendrán. Tal vez rememoren épocas pasadas (los que ya estamos granaditos, como dice el tópico). Y quizás nos haga pensar.
Es triste, pero a mí, lo que me sabe peor es tener que leer televisión, en lugar de verla.

btemplates

2 comentarios:

Daniel Gonzalez dijo...

Això que dius de "todo por la pasta o, lo que es peor, por la ilusión de creerse famosos" em recorda a una cita de Stanislaw Lem a "One Human Minute", de "Provocación" i que vam tenir penjada a l'aparador de la biblioteca. El fragment on es troba és aquest:
“Encara que no és cert que les malalties mentals no existeixin i que les hagin inventat els psiquiatres per torturar els seus pacients i treure’ls els diners, sí que ho és que la gent normal fa coses infinitament més boges que tot allò que fan els bojos. La diferència és que un boig les fa desinteressadament i una persona normal les fa per fama, perquè la fama es pot canviar per diners. Alguns es conformen només amb la fama.” (De: ‘One Human Minute’ a Provocación, 1984)

Lluís Salvador dijo...

Dani, tens tota la raó. I aquest canvi de segle ens ha deixat imatges ben dispars però igualment boges: aquests famosets d'ínfima categoria, però també aquell home que va fer-se passar per sobrevivent del camp de Mauthausen.
Com diu l'Stephen King, la ment és un mico.